viernes, 13 de mayo de 2011

2º Capítulo. (Parte 2)




-Muchísimas gracias por todo. De verdad. ¡No sabe el favor que nos hace!- Contenta, subí con las llaves de nuestra nueva habitación. La casa era más grande de lo que parecía. Tras los pasillos se escondían cinco pequeños lofts equipados con todo, cocinas abiertas a diminutos salones, baños y dos habitaciones.


Loft 4. Ya habíamos llegado. Entramos en un confortable salón rústico. En la pared del fondo, una ventana, daba sus vistas al hermoso lago, dejando traspasar una luz cálida y hogareña. Un hombre que estaba sentado en el sofá de lo que parecía terciopelo rojo, me miró inquisitivo.

-¿Sois las propietarias de la habitación 2?- Preguntó algo dudoso.


-Supongo.- Saltó Nicole antes de que pudiera abrir la boca.


-Sí, somos nosotras. Yo soy Sandy, ésta es Nicole. Supongo que tú serás… Eliseo.


-Supones bien. ¡Jisa! ¡Tenemos nueva compañía!


Ella tenía el pelo rubio, como Eliseo, sin embargo era largo y ondulado. Sus ojos eran de un intenso color caramelo, mientras que los de él, eran de un gris apagado. Yo diría que rondaban los cuarenta.


-¡Bienvenidas recién llegadas!- Una gran sonrisa se dibujó en su dulce rostro y nos abrazó con firmeza. Esto reconfortó la fría llegada.- Yo soy Jisa.


-Nicole y Sandy.- Dijo mi prima algo más simpática. Puede que ella le hubiese caído mejor.


Tras habernos enseñado la casa, Jisa nos dejó a solas en nuestro cuarto. Dos camas estaban separadas por una mesita de noche, en frente, una ventana, otorgaba vistas de parte del lago y del bosque. Todos los muebles eran rústicos. Metimos la ropa en el gran armario que se encontraba en una esquina de la habitación. Nicole, abrió la puerta y se sentó en un estante:


-Mira, estoy en Narnia.- Una risa descontrolada salió de mí sin poder hacer nada. Sin duda alguna el armario era clavado al de la película. Enorme y con tallados. Tallados. Mientras me reía, fijé la mirada en uno de ellos. Y cómo no, eran lobos.


Durante la cena, Jisa y Eliseo nos contaron que habían venido de Inglaterra. Había sido su país natal, pero al casarse, decidieron buscar algo más tranquilo, algo alejado de los caóticos ruidos de Londres.


-¿Y vosotras de donde venís?- Eliseo, que ahora se había puesto gafas, me miraba de una manera distinta, como si me conociese de toda la vida. Tras la pregunta, lo contamos todo lo sucedido, cambiando el: “Asesinaron a mis tíos”, por un simple: “Tuvimos un… pequeño problema en casa”. Dado que resaltamos el “pequeño”, decidieron no hacer más preguntas sobre ese tema. Al llegar a la parte de viajar solas por el bosque, Jisa y Eliseo se miraron preocupados.

-¿Y fue tranquilo el paseo?- Los ojos de Jisa habían perdido su intensidad, adquiriendo así un tono más frío.


-Sí.


-¿No oísteis, ni visteis nada extraño?- Preguntó con delicadeza. La cena se había puesto tensa en un abrir y cerrar de ojos.


-No. Nada que yo recuerde.- Miré algo preocupada a Nicole, ella, alzó la vista y tras unos segundos concluyó con un:


-¿Algo importante que debamos saber?


-No es recomendable que os acerquéis mucho a los bosques. Solas.- Eliseo había adquirido un semblante severo. Miré angustiada a Jisa. No entendía nada. ¿Por qué? Nunca me había pasado nada en un bosque, y mira que había ido veces…


-¿Sabéis lo que son los licántropos, niñas?


-Claro. Son los personajes esos de cuentos, mitos, leyendas y novelas románticas de ahora. Que se transforman con la luna llena, se convierten en lobos y van dando tumbos de acá para allá devorando… ¡gente!- Dijo Nicole, acto seguido clavó su tenedor en mi mano.


-¡Ay! ¡Burra!- Su risa sarcástica se había desatado.- Los hombres lobo son una estúpida fantasía que se originan en las mentes de niñas, como tú, que se aburren y no saben que hacer.- Tajé su alegría con un pequeño puntazo. Ahora me reía yo.


-No son ningún disparate.- Dijo Jisa.


-Por favor, ¿quién cree en los hombres lobo? Nadie. Sólo existen en los libros y en la fantasía de algunas personas de hoy en día. Es una estupidez- Vale, ponerse así por un estúpido mito era una tontería.


-No lo es. Y tienes ciento sesenta habitantes en este pueblo que pueden demostrarte que los hombres lobo, existen de verdad y están más cerca de lo que crees.