lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 45. La discusión


Finalmente las chicas dejaron de fingir y Lily volvió a preguntar mientras las demás se inclinaban para oír mi respuesta. Parece que no iba a poder evitar esa conversación así que como dice la gente cuanto antes mejor.
-Te hemos oído llorar. ¿Qué te pasa Sandy? A nosotras puedes contárnoslo, ¿Qué vistes en la despensa?- Las tres me miraban de forma inquisitiva, sus preguntas me confirmaban que habían subido a ayudarme antes de mirar en el interior de la despensa.
 Aunque sabía que todavía no era capaz de decir lo que me pasaba sin mostrar sentimiento alguno, pero en algo tenían razón, podía confiar en ellas.
-Pues veréis, lo que he visto en la despensa…- Un largo silencio se apodero de la habitación, iban a intervenir otra vez, pero decidí que sería mejor decirlo de una vez, de un tirón, se supone que cuanto más rápido menos debía doler. -A Charlotte y Henry morreandose dentro. -Poco después me di cuenta de que el dicho era totalmente incierto, había dolido lo mismo. Las chicas me miraron como si no se pudieran creer mi afirmación. Quizás debía haber sido un poco más delicada, a lo mejor el golpe hubiera sido menos para mí si hubiera utilizado otras palabras, pero ahora que mas daba el daño estaba hecho.
-Joder, otra que no pierde el tiempo.- dijo Camy, sus palabras hicieron que una pequeña sonrisa asomaran en mis labios. Ellas siempre querías sacar una sonrisa de mis labios, aunque se tratara de alguna situación mucho más triste que esta, estaba segura de que nunca se rendirían.
Eso me recordó a cuando Nicole y yo vivíamos juntas, por muy mal que yo estuviera ella hacía todo lo que estuviera en su mano para que yo sonriera. Pensé que si estuviera aquí diría alguna incoherencia para hacerme pensar en otra cosa o experimentar cualquier sentimiento, siempre y cuando, este no fuera tristeza.
-Me parece muy fuerte que Henry no nos dijera nada.-Añadió Isabelle. 
-Habéis visto la camiseta que llevaba hoy Charlotte, era totalmente hortera.- Las chicas empezaron a murmurar toda clase de críticas dirigidas a la vestimenta de Charlotte. Las críticas muchas veces ayudaban a sentirte mejor, pero ese no era el caso, no me valía de nada despellejar a Charlotte, ella y Henry seguirían amándose.
-Chicas no hace falta que la critiquéis. - Me miraron como si me hubiera dado un gran golpe en la cabeza.
-Pero Sandy, es una guarra, te ha robado a Henry, además no se lo merece si hubiera sido otra persona…- Camy no termino la frase, ya que se dio cuenta de que no me  hacía sentir mejor. Comprendieron mi punto de vista y todas callaron.
-Yo le rechace, puede rehacer su vida cuando quiera y con quien quiera.- Rosie asintió levemente con la cabeza y la sala de estar volvió a quedar en silencio.


Llegó la hora de acostarse y me dirigí a la habitación, no había visto a Johnny desde esta mañana, lo que viviendo en la misma casa era realmente extraño, era como si se lo hubiera tragado la tierra. Me tumbe en la cama y me quede en silencio mirando el techo, tantas cosas maravillosas durante la mañana y una sola cosa me ha estropeado el día. Vi que la puerta se habría y Johnny apareció tras ella. Solté un largo suspiro, esperaba que fuera Henry dispuesto a explicarme lo de este medio día, a decirme que aunque estaba con Charlotte me seguía queriendo como amiga, que nuestras mañanas de caza no se iban a acabar, que no se iban a mudar juntos y a ser felices para siempre.
-¿Qué te pasa cariño?- Pregunto mirándome con aquellos ojos azules. La forma en la que me miro hizo que fuera incapaz de mentirle, parecía que con esa mirada me entregaba su alma, que confiaba tanto en mí que sabía que le diría la verdad sin ni siquiera pensármelo.

Capítulo 45. (Parte 2)


-He visto a Henry y a Charlotte, juntos, en la despensa.- Johnny me observo y se sentó a mi lado.
-Ohh, lo siento mucho, se que Henry es tu mejor amigo y que no te lo haya dicho te ha debido de sentar fatal.- Paso su brazo por mis hombros. No podía creerlo, seguía juzgando mal a Johnny, pensaba que iba a decir que no debería importarme o algo parecido, pero él me entendía.
-Me alegro de que lo entiendas, y tu ¿Dónde has estado toda la tarde?- Me hundí en su pecho de forma que pude oír a la perfección el latido acompasado de su corazón.
-He estado por la ciudad, asegurándome que ningún guerrero andaba husmeando por aquí, si hubiera sabido que te sentías mal, no me hubiera apartado de tu lado.- Mire a Johnny y sentí que su mirada transmitía algo más que comprensión y protección, transmitía amor.
-No sé si te lo he dicho, pero te quiero.-Johnny observo y sonrió. Sus preciosos dientes blancos quedaron expuestos para mostrar la satisfacción que le producía oír esas palabras de mi boca sin necesidad de que él las hubiera mencionado con anterioridad.
-Yo también Te quiero, y espero que nunca lo olvides.-Oímos un ruido y ambos giramos la cabeza hacía el lado donde dicho sonido se había producido.
- Perdón, no quería molestar, solo pretendía decir…- Henry callo y yo en refugie en los brazos de Johnny, quería hablar con Henry, pero ahora no quería apartarme Johnny.
-No pasa nada, creo que deberíais hablar.- dijo Johnny separándose de mí y saliendo de la habitación.- Nunca lo olvides.- añadió antes de desaparecer tras la puerta. Nunca lo olvidaría. En ese momento me pareció imposible vivir sin Johnny. Y si era posible era un autentico infierno.
Mire a Henry y él se sentó donde había estado Johnny. Me miro a los ojos, pero yo baje la cabeza, no sé lo que quería decirme, pero lo hecho, hecho estaba ya no había forma de llenar el vacío que antes ocupaba en mi corazón.
-Sandy, mírame por favor. Quiero explicártelo. Sé que debería de habértelo dicho, debí hacerlo antes de que pasara lo inevitable. -lo mire y le mantuve la mirada durante unos segundos.
-Creí que éramos amigos. Los amigos se cuentan las cosas, Henry me has hecho daño.
-¿Y tú qué? ¿tú no me hiciste daño cuando me dejaste por ese?- No podía creer que hubiera sacado eso a relucir.
-Yo no pretendía herirte, me diste a elegir y no me quedó más remedio que quedarme con mi novio, y ahora me alegro de mi decisión porque te hubiera elegido ahora me hubieras engañado con ella. Y Johnny estaría muy lejos de aquí.
-Sabes que eso no es verdad, yo nunca te habría dejado por Charlotte, si hubiéramos estado juntos todo hubiera sido diferente.
-Debo deducir de eso que me dices que lo que vives con Charlotte es una mentira, ya que me estás diciendo que no hubiera pasado si yo hubiera estado contigo. Que haces Henry, ¿Estás utilizando a la pobre chica? ¿La has dejado de segundo plato?
-Yo no he dicho eso, tú y tu novio me importáis una mierda, hiciste bien en elegirlo a él.
-Y si no te importo ¿qué haces aquí?- a pesar de lo enfadada que estaba con él me contuve para no soltar ningún taco.
-Solo quería decirte que te olvides de mí, que creías que iba a estar detrás de ti toda la vida mientras que tú y ese os dedicáis a hacer viajes y a vivir felices por ahí, pues no Sandy. He venido a decirte que ya no te quiero, que para mí no eres nada, y que cuando quieras puedes coger la puerta e irte de mi casa.- Después de gritar las últimas palabras Henry salió de la habitación.
Me reprimí lo que pude, pero el periodo fue escaso, antes de que a Johnny le hubiera dado tiempo a entrar yo había estallado en lágrimas.
-Cariño, no llores, no se lo merece, cualquiera que te haga llorar de esta forma no merece ni que lo mires. Si tú quieres bajo ahora y le parto la cara.- Me acerqué a Johnny y me apoye en él. Nunca había discutido con  Henry, a decir verdad nunca había tenido una verdadera discusión con nadie.

viernes, 10 de agosto de 2012

Capítulo 44. La merienda


Después de contarles mi salida romántica con Johnny, saltándome algunas cosas, que prefería que quedaran entre él y yo, ellas pensaron que me hacían falta algún que otro comentario. Así que sin molestarse en preguntar añadieron diversas opiniones a mi relato.
-Ya sabía yo que la Sandy no era tonta.-Dijo Camy. No sé si debería darle las gracias o enfadarme con ella. Opté por no hacer ninguna de las dos cosas.
-Ojala tuviéramos la misma suerte-Añadió Rosie en voz baja.
-Pero que dices, tú tienes a Billy, seguro que si le dieras una oportunidad estaríais los dos muy bien juntos.-Rosie giró la cabeza para que no viéramos su rostro, pero ese gesto solo podía significar una cosa, se había ruborizado.
Pasaron las horas, pero eso no hizo que nuestra conversación perdiera su gancho, ni mucho menos que dejáramos de reírnos.
-Ey chicas ¿Queréis algo de merendar? Hace meses que no meriendo.- Las chicas asintieron.
-Yo quiero una coca cola, y palomitas -Dijo Lily. Camy, Isabelle y Rosie me miraron y supe que todas querían lo mismo.
-Pues no sé si esta casa se puede permitir el lujo de coca colas y palomitas, pero mejor mirar a ver.- Me dirigía hasta la despensa cuando un lado de mi cerebro pensó que no quería ir  hacia allí. No sabía de qué parte de mi encéfalo se trataba, pero estaba claro que se estaba haciendo oír. Decidí no hacerle caso, que podía haber dentro que no fueran alimentos. Era una despensa.
Conseguí callar a la porción que se había mostrado tan insistente antes y me acerque más a la puerta. Alargue la mano para meterme en el interior. No sé porque me daba la impresión de que todo lo que hacía pasaba a cámara lenta, deje de demorarme en una acción tan absurda y abrí la puerta.
Enseguida me reprendí por no haber hecho caso al pequeño aviso que mi cerebro me había enviado. Cerré la puerta inmediatamente y subí las escaleras lo más rápido que me permitían mis pies. No debería afectarme tanto lo que había visto, pero no podía evitar que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Llegué a la habitación y me tiré en la cama, no sé donde se encontraba Johnny pero me alegraba de que no estuviera allí.

Claro que Charlotte no quería estar con nosotras, quién querría compartir una estúpida charla con crías cuando podía estar morreandose con Henry. Mi cabeza defendía dos opciones, una que había visto un espejismo por la posición de los astros, totalmente absurda, y dos, que ya no le importaba a Henry ni lo más mínimo, ni siquiera me quería como amiga. No había sido capaz de decírmelo a la cara. De decirme que Charlotte era más guapa que yo, que ella besaba mejor, que ella nunca le dejaría por otro tio como hice yo, que Emily la quería más, que desde el primer momento que la vio supo que me había olvidado y que ella era la mujer de su vida. Sabía que cada comentario que aparecía en mi cabeza hacía que el hecho de que estuvieran juntos me doliera aún más. Siempre había querido que Henry fuera feliz, pero el hecho que me lo hubiera ocultado. Yo pensé que mi rechazo no él había afectado tanto como para dejar de contarme sus secretos. Seguramente sería la única que no lo sabía. Habrían dicho lo de las palomitas aposta las chicas para que me enterara antes del romance, no creí que ellas fueran capaz de eso, me lo hubiera tomado de otra forma si Henry me lo hubiera dicho.

Capítulo 44. (Parte 2)


 Oí pasos que subían hacia arriba, segundos después tres rostros intrigados se encontraban a mi lado, pero algo que me desgarro el corazón era, que el de Henry no era uno de ellos. Había visto mi reacción, había oído mis llantos, pero aún así no había subido a ver cómo me encontraba.
No sé si las chicas habían mirado en la despensa o habían subido directamente para ver lo que pasaba, pero no me veía capaz de articular ninguna palabra, a excepción de tres.
-Marcharos, por favor.- Me miraron y vi un poco de tristeza en sus ojos. Pero ninguna puso objeción y las tres se arrastraron a través de la habitación hasta llegar a la puerta.

Volví a sumirme en mis pensamientos, en verdad no debería afectarme tanto que esos dos estuvieran liados, por mi podían compartir todos los fluidos que quisiesen. Pero eso no era del todo cierto, que no saliera con Henry no significaba que no lo quisiera, quería que estuviera a mi lado, quería que me comprendiera, quería ver su sonrisa al verme todas las mañanas. Me di cuenta de lo egoísta que estaba siendo, el no iba a esperarme toda la vida, aunque me hubiera dicho lo contrario. Sí elegí a Johnny era porque no estaba segura de lo que sentía hacia él, no porque no sintiera nada, parece que estaba decidido a que me decidiera ya.
Me arrepentí de haberle dicho a las chicas que se marcharan, yo sola no era capaz de comprender mis sentimientos.
Pensé que lo mejor sería intentar comportarme como una adulta, o como creo que actuaría una adulta. Me seque las lágrimas y estuve un rato sentada tratando de que los ojos volvieran a su color natural y tranquilizarme un poco.
Baje a la sala de estar, las chicas me miraron pero ninguna pronuncio ni una palabra. Me senté y trate de actuar con toda naturalidad.
-Sandy, cariño estas bien.- dijo Isabelle mientras Lily y Camy se asomaban para ver mi expresión.
-Claro, porque iba a estar mal. Bueno, me parece que palomitas no hay, queréis  alguna otra cosa.- Ninguna de ellas se trago mi naturalidad. O a mí se me daba muy mal mentir o a ellas se les daba demasiado bien descubrir mentiras. Pero hicieron como si no se hubieran percatado y me respondieron con alegría.
- Bueno, y si voy a por alguna bolsa de patatas o pipas, seguro que eso podemos permitírnoslo.
Cuando Camy volvió con las patatas todas estábamos en silencio. Nadie se atrevía a hablar, no me veía preparada para iniciar una conversación, el shock todavía estaba dentro de mí por mucho que yo quisiera ocultarlo.

lunes, 2 de julio de 2012

Capítulo 43. Mi mundo


Cogí a Johnny del antebrazo y tiré de él. Corrimos hasta que nuestras piernas no aguantaron el ritmo. Después de dar unos cuantos pasos más, nos dimos cuenta de que habíamos llegado a un pequeño acantilado, que quedaba oculto entre la maleza del bosque, desde el cual se veía el mar.
Las gaviotas volaban de un lado a otro, únicamente se paraban para cazar algún pequeño pez que nadaba por allí.
-Mira lo que nos estábamos perdiendo. Mira como el sol se extiende por el cielo, como las nubes, blancas y esponjosas, se trasladan hacia otro lugar. Cuando me paro a pensar en todo lo que han viajado, cuántos países habrán visto, cuantas guerras habrán vivido, cuantos acontecimientos…- Me puso el dedo en los labios mientras me decía suavemente al oído.
-No había visto tu lado pasional. Ven, quiero enseñarte un lugar mucho mejor. Me levanto y me deje llevar por él. Dudaba seriamente que fuera capaz de mejorar ese paisaje.
Estaba emocionada por donde me podía llevar, sería un pequeño puerto donde los pescadores tradicionales te saludaban como si te conocieran de toda la vida, quizás una encantadora tetería en la que señoras rechonchas con las mejillas sonrosadas nos sirvieran el té con unos pastelitos. Miles de imágenes entrañables recorrían mi cerebro. Tantos sitios para visitar y tan poco tiempo.

Tras recorrer caminos que se me hicieron eternos. Llegamos a un claro, a mi no me pareció nada especial, se parecía mucho al claro en el que compartí momentos con Henry, pero no podía ser el mismo, habíamos andado tanto que teníamos que estar en la otra punta de donde nos encontrábamos anteriormente.
-Bueno… Esta muy bien.- No quería decir nada que hiciera cambiar sobre ese lugar que el apreciaba tanto. -Pero aún así prefiero el acantilado, el olor del mar hace que me relaje.-añadí intentando que el claro fuera más especial de lo que realmente parecía.
-Todavía no hemos llegado, esto es un simple camino como todos los demás por los que hemos andado. El lugar que te voy a enseñar es mil veces más hermoso. Espero sinceramente que te guste.- Yo también esperaba que me gustara, si no desilusionaría a Johnny.
Avanzamos entre pequeñas margaritas hasta que llegamos a ver otro claro, ambos estaban divididos por un pequeño hueco. Johnny salto al otro y me indico que hiciera lo mismo. Viendo que miraba seriamente el hueco que nos separaba alargó la mano de forma que yo pudiera agarrarme a ella. Con un salto minúsculo  llegue al otro extremo. Mire a mi alrededor y quede asombrada. Johnny se había quedado corto describiéndolo. A un lado pequeñas moras silvestres  me llamaban para que las cogiera. Me resistí ante eso, ya que podían ser venenosas, aunque la verdad parecían más inofensivas que aquellas pequeñas margaritas que habíamos visto antes.
La hierba crecía verde desde el suelo, esta parecía recién cortada, era lo suficientemente largo que hacía que  el suelo resulte cómodo, pero no tanto como para que los pies se te hundieran en el. Había flores de todos los colores, desde tulipanes amarillos, hasta exuberantes rosas rojas. Un poco más allá aviste un lago de poca profundidad en el que flotaban nenúfares. Y pequeños sapitos saltaban de un lado para otro.

Capítulo 43. (Parte 2)


Me senté en un banco cubierto de enredaderas por ambos lados. La naturaleza se mostraba por todos lados. En este sitio no había ni rastro de urbanización, el aire era tan fresco como antes de que se inventara el coche, pequeños pajaritos piaban en los arboles cercanos. Una pequeña inspiración de aquel aire, hacia que mis pulmones saltaran de alegría en mi interior.
-No voy a preguntarte que te parece, supongo que tu cara me lo dice todo. Descubrí este lugar en uno de mis viajes a Groenlandia, no sabía si me acordaba de cómo llegar, pero aquí estamos.- Johnny tenía razón mi cara debía de ser un cromo.
Se sentó a mi lado y pasó el brazo por detrás de mi hombro. Me agache y pose la cabeza en su pecho, aquí se estaba muy tranquila, y más con Johnny.
-Al final tienes razón mi niña, me está sentado muy bien ver sitios nuevos, sobre todo si los veo contigo.-Estuvimos un rato disfrutando de nuestra intimidad.

Johnny miró el reloj y se levantó sorprendido.- Estoy muy cómodo aquí, pero si no quieres contar lo que hemos estado haciendo toda la mañana debemos cazar algo pronto.
Pensé en la situación que nos vendría encima, las chicas riéndose y diciendo uhhh, dándome pequeños codazos, Henry mirando al suelo desanimado… No, mejor que cazáramos algo pronto.

Llegamos a casa y nos encontramos la mesa puesta y todos haciendo tareas por toda la casa, no paraban. Por lo que yo recordaba antes no estaban tan atareados. Aunque no habíamos tenido mucho tiempo habíamos cogido un oso, por lo que esta tarde no era necesario salir a cazar más tarde. Rosie, Lily, Camy e Isabelle estaban sentadas en el suelo. Sus carcajadas se oían por encima del barullo.
-¿Qué Sandy, has cazado mucho?- Pregunto Camy, el tono de la pregunta produjo risitas entre ellas.- Lo que me temo es que lo que has cazado no nos sirve para comer.-Aclaró por si no había pillado la indirecta.
Me uní a ellas, haciendo caso omiso a los comentarios, sabía que ninguna de ellas quería hacerme daño con ellos y como era verdad tampoco me molestaban. Momentos después nos unimos todos a la mesa para comer.
Había sido una mañana estupenda, y esperaba con ilusión que la tarde fuera igual, o me conformaba simplemente con que se parecieran.
Después de recoger la mesa me senté con las chicas en la pequeña salita y hablamos sobre como habíamos pasado la mañana. Examine sus rostros y me di cuenta de que Charlotte no estaba con nosotras, no me importaba mucho, pero me extrañaba que prefiriera estar sola a riéndose con nostras.
-Uff,  por fin ha terminado la mañana, las tareas de la casa me agotan. Si no fuera porque estamos todos juntos me volvería a mi casa.- dijo Isabelle, se notaba que era broma lo de irse, pero todas sabíamos que en lo primero tenía toda la razón.
-Bueno Sandy, tenemos que mandar más indirectas  o nos vas a contar porque habéis tardado tanto en cazar esa miseria.- Me ofendí un poco de la manera en la que se dirigía a nuestra caza, pero era verdad.
-Es que últimamente los osos están muy escondidos, seguro que la mayoría ha invernado.- Aunque yo la considere una buena escusa antes que decirla, ninguna de ellas me creyó. Isabelle levanto una ceja para confirmar lo que ya sospechaba.

domingo, 17 de junio de 2012

Capítulo 42. Paisajes



Me desperté temprano esa mañana, era lo único malo de la rutina, no podía soportar el hecho de que  los rayos del sol entraran a las 7:00 de la mañana, pero eso de que lo hicieran en el mejor momento del sueño, justo cuando estas lo más cómoda que se puede estar y que el sueño te llama para que te vuelvas a sumergir en él y olvidarte de todas tus obligaciones.
Me debatí unos minutos debería hacerle caso a mi cuerpo, y quedarme en la cama, o obedecer a mi cerebro y al dicho de  A quien madruga dios le ayuda, y levantarme. Opte por la segunda opción, me levante y me dirigí al baño moribundamente. Los zombis se reirían de mi forma de andar si me vieran. Me mire al espejo y me desperté de repente. Vaya pinta que tenía, mis ojeras no se arreglaban con un poco de maquillaje.  No debí quedarme hasta tarde hablando con Johnny debería haberme acostado después de cenar como una niña buena. Me agache para lavarme la cara, cuando me puse derecha encontré a Johnny detrás de mía.
-Buenos días. Dime una cosa ¿Cómo consigues estar tan guapa por las mañanas?- Jajá, que gracioso, no había salido del baño y ya se estaban riendo de mi aspecto, decidí demostrarle que no iba a seguirle el juego, pero sin pasarme, el no tenía la culpa de mi aspecto. Decidí que un simple comentario y sacarle la lengua era el punto justo para mostrar mi desacuerdo frente a su idea, y no ser borde.
-Déjale las bromas a Matt, se le dan mejor que a ti.- El me miro, y después de comprender lo que quería decir me rodeo la cintura con sus brazos, tenía los brazos tan largos que podría rodear un clon mío a la vez.
-No es broma mi niña, estás tan guapa o mejor que cuando te acostaste. – su tono meloso hizo que me estremeciera, a pesar de llevar tanto tiempo juntos, nuestro contacto físico seguía poniéndome nerviosa, y algo me decía que nunca me acostumbraría a él. Me fije en su aspecto, sin dudarlo su aspecto de recién levantado era mejor que él mío, su pelo estaba despeinado salvajemente, en vez de peinado como solía estar, y en su piel no había rastro de cansancio, ni sueño. Si no lo conociera  pensaría que es una especie de dios al que no le salen granos, ni ojeras.


Después de desayunar Henry me pidió que saliera a cazar con Johnny, que ellos se habían hecho una planificación estos días y que de momento querían seguir así. Me sentí un poco apartada, pero pensé que no había nada de malo en estar a solas con mi Extin un poco más de tiempo. Quizás era eso lo que querían, que tuviéramos nuestro regalo, a pesar de ser aquí en vez de en San Francisco. A Johnny le encanto la idea, y poco después salimos a cazar. Cuando llevábamos un rato andando se paró y se volvió hacía mí.
-¿Qué te parece si nos damos un respiro?-Pregunto Johnny con tono alegre y un poco cantarín.- No creo que haga falta estar toda la mañana cazando, y si volviéramos antes seríamos un estorbo, ya los has oído tiene su planificación.- Pensé en la propuesta intentando visualizar algún pero o trampa, pero la verdad es que tenía mucha razón.
- Tienes toda la razón, si no nos relajamos no seremos capaces de cazar ni un solo ciervo.-Ambos sabíamos que eso no era cierto, pero como escusa no estaba tan mal.- Que te parece si damos una vuelta por la ciudad, debe de haber lugares muy bonitos y románticos fuera del bosque.- Johnny me miro como si estuviera loca. 

Capítulo 42. (Parte 2)


-Salir de la ciudad… Perdone Juana la loca quiere dejar el cuerpo de mi novia y volver al más allá.-Dijo intentando bromear.  Su sonrisa cegadora no iba a evitar que dejara el tema de salir del bosque y pasear por los alrededores.
-Estoy perfectamente cuerda, además Juana la loca también lo estaba. Llamarla loca fue una estrategia de su padre, Fernando el Católico y su malvado esposo, Felipe el hermoso, para que no heredara los territorios de su madre.- Puse tono de profesora indignada por la estupidez de sus alumnos, la verdad es que me salió bastante bien, deduje que era de las tardes en las que jugaba a las profesoras cuando era pequeña.
-Perdone, señora, pensé que hablaba con Sandy, no con mi profesora de historia. No sé si usted se ha olvidado que yo no tuve la oportunidad de ir al instituto.- La verdad era que no lo recordaba, pensaba que mis conocimientos no eran tan avanzados y que la gente común se las sabía de memoria.
-No pasa nada señor… - Me di cuenta de que no sabía su apellido. Él pareció notar lo que quería decir y me ayudo a seguir con la frase.
-Williams, Johnny Williams. -Dijo imitando a James Bond.
-Bueno señor Williams a pesar de su patente falta de conocimientos en historia, no voy a castigarle, ni le pondré un cero, únicamente le pido una cosa.- Una sonrisa apareció en sus labios al leerme el pensamiento.
-No se profesora, digamos que eso es más bien una actividad que se encuentra fuera del horario escolar.- reparé en que ya era hora de dejarse el juego de Alumno/profesora, si no acabaríamos pareciendo una película porno. 
Me acerque a su rostro de forma que su respiración entrecortada se mezclaba con la mía.  Colocó la mano en mi cintura y tiro para atraerme hacía él. Nuestros cuerpos quedaban únicamente separados por una fina capa de ropa.  Nuestros labios se unieron y ambos nos quedamos unos minutos disfrutando de la dulce sensación que ello nos producía.
-Me parece que lo que tú quieres no es ver más sitios.-dijo en tono juguetón. La verdad es que él me interesaba mucho más que cualquier sitio del mundo, pero aún seguía convencida de dar un paseo por las afueras de la ciudad.
-Bueno, pensaba que te gustaría el cambio de planes- dije en tono despreocupado, podíamos volver a donde lo habíamos dejado en cualquier momento. Nos esperaba una vida juntos, no sabía si los hombres lobos vivían más que las personas o menos, pero lo que tenía claro era que, mientras muriera al lado de Johnny moriría feliz.- Pero como no es así me remonto a mi antiguo parecer. Vamos, hermosos parajes nos esperan.

domingo, 10 de junio de 2012

Capítulo 41. Miradas


Me acerque a la chica, para observarla mejor, tenía una tez blanquecina en la que resaltaban unos grandes ojos azules. Su cabello era de un color marrón oscuro y le llegaba un poco más debajo de la altura de los hombros. Era un poco pecosa, pero las pecas eran tan claras que si no te fijabas no se notaban.
-Hola… Yo soy Sandy. ¿Y tú quién eres?- pregunte intentando ser amable. Estaba intrigada por quién podía ser aquella chica. Aquella que se había introducido en mi casa cuando yo estaba con mi novio de vacaciones. Henry era demasiado confiado, podía a ver metido a una psicópata asesina en la casa sin saberlo. Pero no tenía pinta, seguramente serían paranoias mías. 
-Yo soy… Charlotte. Henry me rescató en el bosque después del ataque. Bueno eso es agua pasada, quiero olvidarlo. Y parece que este lugar es perfecto para lograrlo.- dijo tímidamente, su voz no se alzo lo suficiente como para superar el piar de los pájaros, pero tras acercarme un poco más conseguí entenderla.
-Nos ha contado lo que lo hicieron esos monstruos, no quiero que sufra, así que mejor que no lo repita. Sandy si tienes curiosidad pregúntale a cualquiera.- Henry se puso a su lado. Estaba de acuerdo con que no reviviera su ataque, yo había tenido que revivir el momento de la muerte de mis padres muchas veces, y daría lo que fuera por no volver a hacerlo.

Volví con los chicos dejando a Henry y a Charlotte solos. Minutos después me siguieron hacia el interior de la casa.  La mesa estaba puesta, ahora con dos más era más grande y estábamos más apretujados. Pero no me importaba eso, me recordaba a las maravillosas comidas con mi familia en casa de mi abuelos. Era pequeña, pero ese recuerdo estará por siempre en mi cabeza. Todos nos sentamos y empezamos a comer.
-Bueno Sandy, y eso que habéis vuelto antes. ¿Nos os gusto el viaje?- pregunto Jisa intrigada. El instinto maternal de Jisa era adorable, pero no iba bien encaminada, claro que quién se iba a imaginar que encontraríamos a Evan en San Francisco.
-No Jisa, San Francisco es genial. El hotel, el avión… Todo estuvo muy bien, pero tuvimos un pequeño ¨percance¨. – dije poniendo énfasis en la palabra percance. No me apetecía hablar de aquello. Tenía que explicarlo todo, y sobre todo lo tonta que había sido al seguir a Evan. Otra vez demostraría que me dejaba llevar por mis impulsos en vez de usar la cabeza, vergonzosamente empecé a relatar lo ocurrido. Pero no pude llegar muy lejos, ya que antes de que pudiera decir una palabra Matt empezó a hablar.
-Bueno, ese pequeño ¨percance¨ fue por mi culpa.-dijo Matt. Él pareció notar que yo no quería hablar por lo que tomo la palabra sin mencionar mi falta de sentido común.- Yo, como ya sabéis, era un guerrero, y por lo tanto poseo información que a ciertas personas no les interesa que revele. Una de esas personas me siguió a San Francisco. – Muy caballeroso por su parte asumir toda la culpa y omitir el hecho de que casi nos matan.
-Y coincidió que también venía a por nosotros. Por lo que ambos tuvimos que huir.- aclaró Johnny. La mesa estaba en absoluto silencio cuando una aguda  vocecilla dijo:
-¿Era Evan?- Aquella voz era la de Charlotte, creía que lo bajito que lo había dicho antes se debía a la vergüenza, pero parecía que ella era así.
-Si… ¿Como lo sabes?- pregunto Matt, con una gran sonrisa en la cara. A lo mejor el brillo que había visto antes en su mirada se debía a ella. Decidí no adelantarme a las circunstancias ya que el poseía esa sonrisa siempre.
- La rescatamos después de un cruel ataque por parte de los guerreros.- dijo Henry tomando parte en la conversación.  Note un poco de dolor en sus palabras, no sé cuantas veces tenía que haber dicho esas palabras, y como siempre Henry empatizaba con los de su alrededor.
-No nos van a coger… ¿Verdad Sandy?- me pregunto nerviosa Emily. La pequeña niña jugueteaba nerviosa con uno de mis rizos.- Porque tenemos a los chicos que son muy fuertes. Tenemos a mi hermanito, a Billy, a Eli; -Era como llamaba Emily a Eliseo, a él no le importaba ya que cuando Emily te miraba con esa carita hacías lo que quería- Y ahora también a Matt, y…- paro hablar y poso sus dulces ojitos sobre Johnny, pero no añadió nada más. No sabía porque Emily se mostraba tan distante con él. Tal vez fue porque vio la tristeza en los ojos de Henry cuando dijo que yo quería a Johnny. Las niñas no olvidan fácilmente, y menos Emily.

Capítulo 41. Parte 2


La cena termino poco después, no dijimos nada más excepto algún que otro comentario sobre lo que había pasado estos días anteriores. Después Isabelle, Lily, Camy, Johnny y yo recogimos la mesa. Rosie y Eliseo lavaban los platos.
Después de terminar de recogerlo todo, las chicas y yo nos metimos en la que era su habitación. Camy la había decorado un poco con la pintura que sobro de la otra casa. Pero aún así estaba mucho mejor que antes. Empezamos a hablar como siempre.
-Habéis visto al nuevo. Sandy tu que pasa cada vez que sales traes un tio bueno.- dijo Camy en plan broma.  Aunque sabía que Matt podía pasar perfectamente por un modelo.
- Bueno pues la próxima  vez me voy contigo.-dijo Lily y todas reímos a la vez.  Rosie como casi siempre se quedo callada sin soltar ningún comentario, y riéndose. Lo que me resultó bastante raro es que Isabelle no dijera nada. Ella hablaba normalmente, no tanto como yo, pero hablaba. Y si se trataba del físico de un chico… Nos podíamos tirar horas enteras hablando.
-Isabelle, y tú qué piensas de Matt- pregunte indirectamente. Todos los ojos fueron hacía Isabelle, la que empezó a ponerse un poco nerviosa. Pero, finalmente contesto.
-Bueno, es… normalito.- todas nos quedamos anonadadas frente la respuesta. Podíamos decir  que un  chico era feo, que era guapo, que estaba súper bueno, pero que era normalito. Nunca habíamos oído tal calificación en ninguna de nuestras conversaciones. – Bueno quiero decir que está bastante bueno, pero esta mejor el  Alex Pettifer, ¿o me vais a decir que no?- Todas coincidimos en eso, un tio podía estar buenísimo pero si superaba Alex Pettifer…

La conversación  siguió y no volvimos a sacar el tema de Isabelle y sus palabras para describir a Matt.  Poco después cenamos lo que había sobrado de la comida. Una vez más volvíamos a la rutina, la cuál a veces parecía cansada pero a mí me gustaba dejarme de tanta playa, y tanto calor.
Llego la noche y tocó acostarse. Subía a nuestra habitación. Johnny estaba tumbado en la cama con unos bóxer  lilas con rayas negras. Tenía la cabeza apoyada en la pared y estaba ojeando un pequeño libro.
-¿Qué lees?- pregunte acostándome al lado suyo.
-Nada importante.- Dejo el libro y se volvió hacia mí. - ¿Y tú, que tal tú primer día de vuelta al día a día?- preguntó mientras me apartaba un rizo de mi cara.- Por cierto te he dicho alguna vez que me encantan tus tirabuzones.
- Bueno, no creo.- empecé a ponerme un poco roja. No sabía por que pero cuando algún chico  me decía algo bonito, en vez de contestarle un simple gracias o alguna indirecta inofensiva, me ponía roja como un tomate y agachaba la cabeza. Johnny puso el dedo índice  en mi barbilla y me levantó la cabeza poco a poco.
-No tienes porque ruborizarte, no te lo digo porque te quiero ni porque estoy tan enamorado de ti que dos segundos sin ti serían un infierno. Te lo digo porque es verdad. Tu pelo es precioso, tus ojos de color avellana te hipnotizan nada más mirarlos. Y el resto de ti es tan perfecto o más.- Si no quería que me ruborizara eso no ayuda en nada.
- No digas tonterías. Lo dice el chico que no tiene unos pedazos ojazos azules, que no tiene la piel sin un solo grano. Que no tiene un cuerpo perfecto. Que no es sensible, simpático y cariñoso. Por favor, si te presentaras a un concurso de perfección te echarían porque no admiten profesionales.- Unos segundos después en su rostro asomo una pequeña sonrisa, él sabía que yo tenía razón, y no solo lo pensaba yo, las chicas que nos miraban atónitas en San Francisco me habían recordado que estaba con un 10 y no llegaba ni a un simple 6.
- A la, exagera un poco más. – Empezó a imitar una escena de American dad.-  Sandy, es la policía, vienen a arrestarte por exagerada.- la voz de Stan Smith le salía calcada. A pesar de que pretendía convencerlo no pude evitar la carcajada que amenazaba con salir de mi garganta al oír su imitación. 

domingo, 3 de junio de 2012

Capítulo 40. Regreso a mi hogar


 Dos horas más tarde ya estábamos a punto de llegar a lo que podíamos llamar nuestro hogar. Solo habíamos pasado fuera unos cuantos días. Pero a mí, a pesar de que me lo había pasado muy bien en la playa con Johnny, se me habían pasado como si hubieran sido meses. Estaba deseando volver a verlos a todos. Matt estaba un  poco nervioso porque por muy seguro que pareciera, a todos nos ponía nerviosos la opinión que tiene la gente con la que vivirás los próximos días.
El taxi nos dejó en una zona un poco retirada de donde se encontraba la casa. Pero nada comparado con lo que hubiéramos tenido que andar de habernos dejado en la ciudad. Andamos por el bosque. Johnny y yo queríamos convertirnos en lobos para no tardar más de dos minutos en llegar pero estando Matt, tendríamos que ir con forma humana.
Estábamos cerca. Casi podía ver sus caras sonrientes al recibirnos y la bonita casa en el fondo. Cuando llegamos, Isabelle y Lily estaban jugando con Emily en una pequeña caja de arena. Henry se encontraba enfrente de la pequeña casa, antes en construcción, dándole una mano de pintura blanca. Camy estaba con Rosie y Billy, plantando unas flores que desde aquí parecían amapolas. Yo lo había pensado anteriormente, pero como no paraba de llegar gente, pensé que no estábamos para detallitos. Jisa y Eliseo debían de estar haciendo la comida.
En cuanto nos vieron se echaron a mis brazos. Johnny se sintió un poco marginado. Pero inmediatamente después Isabelle y Lily lo abrazaron también. Henry espero a que todos me recibieran para poder pasar más tiempo conmigo. Cuando Jisa y Eliseo salieron e imitaron a los demás. Camy salió poco después y se unió a la bienvenida.  Solo que ellos se repartieron para no dejar de lado a Johnny. En cuanto terminaron Henry vino a abrazarme. Me estrecho con sus fuertes brazos. Era cosa mía o se había puesto más fuerte. Antes tenía fuerza pero ahora podía levantarme con un brazo.
-Ohh, alguien ha hecho una visita al gimnasio.- dije bromeando. Su sonrisa se ensancho. No creo que hubiera ido al gimnasio, pero se le notaba que había hecho esfuerzos para estar más fuerte.
-Como te he echado de menos Sandy. No te imaginas cuanto.- me examino de arriba abajo, deteniéndose unos cuantos segundos en cada parte. – Veo que te has puesto morena…- dijo cuando volvió a mirarme otra vez a los ojos.
No me había fijado, ya que solo estuvimos os un poco en la playa y como después paso lo de Evan, no había tenido tiempo de mirarme bien en el espejo. Le iba a contestar cuando Matt carraspeo. No me había dado cuenta de que no lo habíamos presentado.
-A por cierto, este es Matt. Era un antiguo guerrero que lo dejo cuando empezaron a asesinarnos. – decidí que se sentirían más seguros si especificaba sobre su identidad, ya que no solíamos meter extraños en casa, exceptuando a los lobos sin hogar.
-Bueno, yo no me habría presentado así, pero me vale.- Empezaron a darse besos. Habíamos cogido una costumbre de dar dos besos cada vez que nos presentaban a alguien o nos despedíamos.  Entre beso y beso podía ver como Matt disfrutaba de la situación, no me había parado a pensarlo pero si iba huyendo de Evan no estaba acostumbrado a tanto “cariño familiar”.

Capítulo 40. (Parte 2)


Vi una pequeña chispa en los ojos de Matt, pero no me había fijado desde cuando estaba ahí. A ver si Matt se iba a enamorar. Seguramente se le habría metido  algo en el ojo. Pero a mí me gustaba montar algún que otro culebrón. La verdad es que aunque no nos dábamos cuenta tendíamos a hacer pequeños grupos. Yo siempre estaba con Johnny o Henry, Camy, Isabelle y Lily casi siempre andaban juntas, Jisa y Eliseo, eran un matrimonio me parecía normal y Billy iba detrás de Rosie, puede que él no se diera cuenta, pero Rosie se había acostumbrado a estar con él.
Henry se mostraba un poco distante. Era normal sus experiencias con  antiguos guerreros no habían sido muy buenas que digamos. Los guerreros mataron a su madre y a su hermano pequeño, Derek no había hecho nada para caerle bien, claro que tampoco tenía nada en contra de él, y Johnny… En fin mejor no hablar de Johnny.
Matt se dirigió a él para saludarlo y Henry como una persona educada que era lo saludo como habría hecho con todos los demás. 
Me fije en los alrededores. La casita para invitados estaba terminada. Solo había que esperar a que secara la pintura blanca. Y se quitara un poco el olor. Parecía verdaderamente acogedora. Los pájaros se posaban en el tejado de color rojo y piaban como locos. Henry me cogió de la mano y me echo un poco para atrás para poder hablar a solas conmigo. Últimamente la intimidad le importaba mucho a Henry, no sé si era para poner celoso a Johnny o por simple placer, pero a mí no me molestaba, siempre que no me llevara al claro.
-Sandy, tengo que decirte una cosa. Mira, en estos días que has estado fuera han pasado cosas. –No sé lo que iba a decirme pero sus labios, que antes estaban formando una enorme sonrisa, ahora formaban una simple línea recta. – Sandy…- Espero que no me fuera a decir otra vez lo que sentía por mí. Yo lo tenía claro, no podía corresponderle, después de pasar estos días a solas con Johnny pensaba de forma diferente. Henry era mi amigo, ¿por qué voy a pedir más teniendo a mi Extin a mi lado?
De repente me fije en una fina sombra  que asomaba por la puerta de la casa central. Volví a mirar y me di cuenta de que era una chica. Llevaba una camisa de tirantes con rayas azul marinas y blancas, y unos shorts azul marinos que no se podían llamar shorts porque le llegaban por la rodilla. No sabía quién era,  pero algo en mi interior me decía que no traería nada bueno.

domingo, 27 de mayo de 2012

Capítulo 39. Sobrevivir


Este era el fin. Ya sé porque el corazón me latía así.  Mi interior sabía que algo malo iba a pasar. Y no se había equivocado. Matt no me hizo caso. Me levante pero seguramente sería demasiado tarde. Evan iban pisándonos los talones y dentro de poco sus asquerosas manos estarían sobre mí. Pero Matt vino corriendo en mi dirección. Creí que iba hacia mí pero paso corriendo por mi lado. Me volví y lo vi intentando luchar contra Evan. Afortunadamente Evan no llevaba cuchillo ni ningún arma, se las habría dejado todas en el maletín. Por lo tanto era una lucha cuerpo a cuerpo en la que Matt tenía más posibilidades. Yo también me lancé contra él. Un combate dos contra uno y encima contra una mujer lobo teníamos todas las de ganar, reconozco que era injusto, pero Evan no se merecía una guerra justa. Lo empuje con tanta fuerza como pude y al caer se dio contra una papelera. No había muerto, ni mucho menos, pero valdría para tener ventaja.
-¡Corre, Matt, Corre! – le grite. Si no hubiéramos estado a punto de morir, otra vez, esa frase habría resultado bastante cómica, pero no era momento para bromas, era momento de ir lo más rápido que nuestras piernas pudieran. Menos mal que la calle no estaba tan llena de gente como las principales. Ambos empezamos a correr, esta vez no sería tan torpe. Podía caer una vez pero no cometería dos veces el mismo error.


Llevábamos  mucho tiempo corriendo, había seguido a Matt sin preocuparme por qué camino tomar. Para colmo había empezado a llover. No lo comprendía hacia muy poco había un sol espléndido en el cielo. Ahora sin embargo  llovía bastante. Debía de ser una tormenta de verano.  Los dos estábamos mojados y cansados por el recorrido pero habíamos conseguido librarnos de Evan. Ambos nos abrazamos, si me hubiera hecho caso, yo habría muerto y a lo mejor ellos también. Debíamos avisar a Johnny e irnos de aquí cuanto antes.
-Lo conseguimos. Muchas gracias Matt. Te debo una. – Sin duda, era de confianza, si no lo hubiera conocido habría muerto. Otra persona a la que le debía la vida, ya iban tres, los favores se me acumulaban, parecía que una de dos o a la gente le gusta mucho salvarme o yo me pongo demasiado en peligro.
-De nada. No me debes nada… Bueno solo una cosita de nada.- Lo que me pidiera sería poco, me había salvado la vida. -Conviérteme.- Puff, eso específicamente. Espero que se le quitara de la cabeza porque después de lo que había pasado no podía negarme, decidí retrasarlo.
-… Me lo pensare, pero no te prometo nada. – En su rostro se dibujo una gran sonrisa. Aquello lo hacía feliz. Lo comentaría con Johnny pero Matt se merecía eso y mucho más. ¿Pero qué más?  No creo que nada que yo le pudiera dar.
-¿Oye por cierto tu sabes dónde estamos?- me pregunto poniendo cara interrogante. No podía creerlo yo lo había seguido porque creía que sabía a dónde iba.  Y ahora estábamos perdidos. – Sandy…
-¿Qué quieres?- le pregunte un poco arrogante. Él no tenía la culpa porque yo también podía haber utilizado mi sentido de la orientación.
-Era broma.- se estaba partiendo el culo en mi cara. Que crío, era tan bromista. No se podía callar una broma ni aunque nuestras vidas corrieran peligro seguro que sus últimas palabras serían un chiste malo. Pero aún así lo consideraba mi amigo y me caía bastante bien.
-Puff…- resople para que notara que a veces los chistes y bromitas sobraban. Sobre todo en ese momento estábamos empapados y habían estado a punto de matarnos. Creo que si hicieran una lista con los peores momentos para gastar una broma este se llevaría el premio gordo.
-Anda vamos. Si he calculado bien dentro de 20 minutos estaremos en la puerta del hotel.- No sé cómo era capaz de calcular las distancias. Yo tenía sentido de la orientación pero comparada con él parecía un perrito perdido incapaz de encontrar su hogar. Se lo habrían enseñado el poco tiempo que estuvo en los guerreros. Cuando a los críos les enseñas algo, no se les olvida.

Capítulo 39. (Parte 2)


Después de unos 15 minutos aproximadamente nos encontrábamos en el hotel. Como Matt había dicho. Bueno no los minutos exactos pero nadie era perfecto. Entramos y nos encontramos a Johnny tirado en el sofá que se encontraba en la entrada, una de sus manos se encontraba sujetando la cabeza y en la otra llevaba el móvil. Le toque en el hombro ya que parecía no haberse percatado de nuestra entrada. Levanto la cabeza. Su cara se ilumino al verme.
-Sandy,  ¿Estás bien? ¿Dónde has estado? ¿Qué ha pasado? –me evaluó con la mirada para ver si tenía algún daño importante. Lo único que sobresalía un poco era la marca que me habían dejado las cuerdas. Evan las había apretado bien. Aunque Matt no lo dijera, se notaba que estaba fuerte, de no ser así no habría conseguido liberarme. Ah, y también un pequeño rasguño la rodilla, debido a la caída.  Cuando vio que no había que llevarme al hospital ni darme nada (era muy exagerado) nos hundimos en un profundo beso. No me había dado cuenta de que lo había echado de menos. Solo habíamos pasado una tarde separados. Pero en esa tarde habían pasado muchas cosas. El también parecía haberme echado de menos, si en esta tarde llena de contratiempos me había acordado de él, no sé lo que pasaría estando aburrida y separada de Johnny.
-Ejem, Ejem. Siento interrumpir tortolitos. Pero debemos irnos. Johnny ya te lo contaremos cuando estemos a salvo.- Se me había olvidado que debíamos irnos cuanto antes. En sus brazos todo parecía tan seguro cuando estaba entre ellos nada ni nada ni nadie podía preocuparme.
Subimos arriba y preparamos la maleta. No teníamos mucho que preparar por lo que en 5 minutos estábamos los tres en recepción. Johnny se encargo de explicara  la recepcionista porque abandonábamos el hotel antes del día previsto, de mientras Matt y yo cambiábamos nuestros pases, respectivamente, por otro que salieran de inmediato.  Nos costó 50 € más pero conseguimos un avión que salía dentro de una hora. El tiempo justo para llegar y subir al avión.

 Cuando ya estábamos sentados en los cómodos asientos del avión pudimos respirar con tranquilidad.  Hasta ahora no habíamos podido hacer eso. Evan podía aparecer por cualquier parte y eso me aterraba. Aquel individuo, el cual no podía ser llamado persona, era tan miserable, asqueroso… No había palabras lo suficientes horrorosas para definirlo.
 Ahora ya podíamos relajarnos y volver a la rutina. Volvería a ver la sonrisa de Camy; a oler el perfume de Isabelle; a oír los malo, malo, malo de Lily; A ver la carita de Emily; la fanfarronería de Billy; las quejas de Rosie; la amabilidad de Jisa; el aspecto sobreprotector de Eliseo y por supuesto a Henry. Ese apuesto caballero andante que era lo único en el mundo que hacía que no fuera capaz de amar a Johnny con todo mi corazón.  Algunas de esas cosas a otras personas les parecerían agotadoras o aburridas. Pero yo las echaba de menos. Aquellos eran los pequeños detalles que hacían que mi vida fuera feliz.
Estas horas en el avión eran insoportables. Jisa y Eliseo nos las habían puesto en horas aceptables para que no se hiciera tan pesado. Pero debido al gilipollas, teníamos que viajar de noche. Para algunas personas eso estaría genial, pero para mí no. Me resultaba difícil dormirme en aquellas butacas. Era todavía peor porque Matt y Johnny habían caído rendidos. Me daban envidia, yo también podría estar en un dulce sueño.
Al final conseguí dormirme. Cuando me desperté estábamos a punto de llegar. Las luces del cinturón parpadeaban nerviosas.  Desperté a Johnny y a Matt.
 Ambos se pusieron el cinturón. Mire a Johnny, a pesar de que  habíamos tenido que vestirnos rápido, el estaba tan seductor y encantador como siempre. Los  pelos  le acariciaban la nuca. El cabello le había crecido desde que lo conocí. Antes lo llevaba corto, formando una pequeña cresta. Ahora sin embargo, llevaba el pelo medio largo. No como los cantantes gitanos que le llegaban a la espalda, su pelo estaba a la altura perfecta, ni muy corto ni muy largo. Se había puesto la camisa azul de manga corta que se compro en la última tienda en la que entramos. Le estaba ajustada, es decir, le quedaba como le queda una guitarra a un guitarrista; como un ordenador a un funcionario… Parecía que estuviera hecho a su medida.
La presión de la bajada empezó a notarse. Minutos después  el avión había aterrizado y rodaba por la pista. Cuando la luz del cinturón se apagó nos preparamos para bajar del avión.

domingo, 20 de mayo de 2012

Capítulo 38. Vuelta al hotel


Nos encaminamos hacia el hotel. Matt seguía pesado con el tema de que lo convirtiera, pero una de mis facetas era la de cabezota. Cuando tomaba una decisión nadie conseguía quitármela de la cabeza. Matt todavía no lo sabía, pero creo que tras suplicarme 500 veces y que no cediera, empezaba a sospecharlo. No era un rasgo del que me sintiera especialmente orgullosa, pero así era mi forma de ser y me parecía que cambiarla sería un gravísimo error. La gente me decía cabezota, gilipollas y muchas cosas más pero como solían decir mis amigas también era pasota por lo que lo que me decían me entraba por un oído y me salía por el otro. Esas habilidades hacían que salirme con la mía me resultara fácil, la mayoría de las veces…
Intentamos rodear la calle en la que Evan me había atado pero era prácticamente imposible, si la rodeábamos tardaríamos horas mientras que si pasábamos por delante simplemente unos minutos. Decidimos que nadie era tan gilipollas de quedarse ahí sentado en vez de buscar a la persona que iba a matar. Lo más posibles es que hubiera salido a buscarme. Me parecía mucho más peligroso pasear de noche con todos los pirados que hay por las calles, que pasar cerca de un callejón en el que probablemente no habría nadie. No tuve que discutir mucho con Matt, ya que ambos poseíamos cerebro, no como otras personas que conozco.  Él decía que lo mejor era pasar normal, sobre todo no llamar la atención. Yo sin embargo optaba por correr. No se me daba muy bien disimular y eso hacía que pareciera de todo menos discreto.
-Bueno, tu trata de disimular lo mejor que puedas. Además nadie es tan tonto parea quedarse tres horas esperando a alguien en el lugar donde casi la matan. – En eso tenía razón. Además no llamábamos mucho la atención, yo llevaba mis sandalias, los shorts, la camiseta de tirantes y el pelo recogido en una coleta.  Él llevaba una camiseta verde botella, con una especie de monigote bailando break dance. Podíamos pasar perfectamente por dos turistas perdidos o que se dirigen a su hotel.
- Bueno vale, has logrado romper mi carácter cabezota con tu asquerosa simpatía. Pero no te ilusiones, que era porque tienes razón y porque estoy demasiado cansada para discutir.- Aclaré, no iba a dejar que ganará ninguna discusión tonta, y mucho menos si yo llevaba razón.
Nos íbamos acercando al callejón y yo me estaba poniendo cada vez más nerviosa. Sabía que no tenía motivos pero aún así no conseguía frenar los frenéticos latidos de mi corazón.  No me atrevía  a mirar fijamente al interior. Demasiadas posibilidades. Ahora había cambiado un poco de opinión, después de todo unas cuantas horas más o menos. A Johnny no le pasaría nada, si había sobrevivido 15 años sin mí podría pasar unas cuantas horas más. Paré a Matt, una calle antes del callejón.
-He cambiado de opinión…- Dije intentando no revelar que era porque tenía miedo.
-Sandy, no vamos a salir corriendo.- Dijo poniendo los ojos en blanco.
-No… prefiero rodearlo. La verdad es que tengo ganas de andar.- No soné nada convencible, pero lo de admitir el miedo  no era una de mis mejores cualidades.
-A ver si lo que tú quieres es otra cosa.- dijo dándome un pequeño codazo. No estaba para bromas. Un tío que quería matarme podía encontrarse en un callejón que estaba a menos de 8 metros de donde me encontraba. Puse cara de mala leche para que notara que no me hacía ninguna gracia.- Ehhh, ya sé que estás enamoradísima de Johnny, pero yo… tampoco estoy tan mal.

Capítulo 38. (Parte 2)


-Joder Matt, déjate de tonterías . No quiero pasar por esa calle y punto. Vamos- le cogí del brazo e intente arrastrarlo.
- Sabes que tardaremos mucho más. Y además Evan no es tan tonto como para estar allí. Es mucho más posible encontrártelo por otra calle.- todavía seguía intentando tirar de él. Pero tenía mucha más fuerza que yo, por lo tanto iba en dirección contraria a lo que yo quería. Me pareció raro que tuviera más fuerza que yo, era un tío, pero yo era un lobo. Pensé que debía de ser mi subconsciente, un lado muy pequeño de mi cerebro sabía que Matt tenía razón y no quería oponerse.
-Si muero… Te aseguro que me conseguiré convencer a Dios para que mande la muerte a por tu alma.- dije intentando sonar amenazadora. Pero lo único que conseguí era que soltará una sonora carcajada.-Lo digo muy en serio, tengo un gran poder de convicción.
- Vamos Sandy. – Como me iba a seguir arrastrando decidí ir andando por mí misma ya que llamaba mucho menos la atención. Pero mi corazón latía cada vez más fuerte. Sentía que se me iba a salir del pecho.
Pasamos por al lado del callejón. No podía creerlo, no me había pasado nada. Solté un largo suspiro. Tenía que haber confiado en Matt. Pero de pronto aparecía de entre las sombras con una maleta, no sé lo que llevaba allí. Pero quién lo conociera lo más mínimo sabría que no eran papeles ni nada parecido.
-Ohh, Sandy. Te has traído un amiguito. Siento la tardanza, no sabía donde lo había dejado. Soy un despistado. A Matt, muchas gracias por venir, así solo tendré que molestarme en ir a por el traidor.- Me imagino que se refería a Johnny. Mi cerebro quería correr, pero no me explico porque la información no llegaba a las piernas. Afortunadamente Matt me cogió de la mano y tiró de mí. Evan venía tras nosotros pisándonos los talones…
Solo podía pensar en correr. No me importaba si después me dolían los pies, si se me rompían las chanclas nuevas… Pero cuanto antes lo digo antes sucede. Se me rompió la chancla y caí al suelo. Eso era el final.  Evan me alcanzaría mucho antes de que me diera tiempo a decir Socorro.
-Matt, vete al hotel. Salvaros. Olvídate de mí.- dije totalmente convencida. No iba a permitir que cayeran dos personas por intentar salvarme a mí. No era tan importante para arriesgar dos vidas. Vi a Matt pararse y volver la vista hacia mí. Grité más fuerte. No iba a permitir que Evan acabara con los dos. Si él no llegaba nadie le diría a Johnny cuanto lo quiero. Nadie le diría que morí a las manos Evan y nadie vengaría nuestras muertes.

domingo, 13 de mayo de 2012

Capítulo 37. La alfa


Cuando ya estaba preparándome para morir vi una sombra. Genial, si que estaba cerca el hotel. Pero no era la figura de Evan, ni tampoco la de Johnny.
-Sandy estás bien. Lo siento sabía que ese tio me buscaba, pero no sabía que la tomaría contigo. Debería haberos avisado.- decía mientras me desataba. ¿Qué le buscaba? Una de dos o Matt era muy egocéntrico o Evan tenía más enemigos de los que yo pensaba.
-No importa, ya me lo explicarás mientras nos vamos. Evan volverá enseguida.-Dije siguiéndole la corriente, ya le diría después mis experiencias con aquel individuo.
-¿Cómo sabes que se llama Evan? – Preguntó Matt, alzando las dos cejas.
-Ya lo hablaremos después, ahora lo más importantes es ponernos a salvo.
Nos fuimos corriendo. Teníamos que buscar un lugar con mucha gente. Allí aunque nos encontrará no podría hacernos nada. Un lugar donde no esperaba que fuéramos. No podíamos volver al hotel, no sabía cuando se dio cuenta de que lo seguía, quizá justo cuando empecé. No iba a arriesgarme más, porque no había esperado a Johnny o simplemente haberlo avisado para ir con más cuidado.
-Rápido a la playa. Si sigue tan llena como esta mañana estaremos totalmente a salvo.- Por desgracia la playa estaba bastante retirada y tuvimos que andar mucho. Llegamos y nos sentamos en la arena. Solté un largo suspiro. No podía relajarme ni estando en San Francisco con mi novio. Ese Evan me las pagaría por estropearme el regalo.
-¿De qué conocías a Evan?- me pregunto. Me parecía bien que empezara él con las preguntas ya que yo tenía demasiadas.
-Pues, hubo un periodo en el que tuve que hacerme pasar por su criada. Hasta que descubrió que éramos lobos y tuvimos que huir. -Omití el hecho que había intentado violarme y que trataba a las chicas de un modo machista y arrogante.- Creo que es el culpable de la muerte de mis padres. Pero él, como cualquier culpable, me lo niega.
-Sandy, yo no creo que haya sido él. Estoy muy de acuerdo contigo en que es un gilipollas y un mounstro pero el casi nunca se ensucia las manos matando gente. Se dedica a dar órdenes. Solo mata en ocasiones especiales, como la que estabas a punto de presenciar. Yo creo que el asesino es… No sé. Es que lo llamaban su arma secreta. Él es demasiado tonto para ser ni siquiera un arma. Bueno seguro que tienes muchas preguntas que hacerme… Adelante, no te cortes.
-¿Y tú, de que conoces a Evan?- Sabía que había sido un guerrero de pequeño, pero no comprendía porque Evan iba detrás de él.
-Bueno pues, cuando iba con los guerreros Evan nos dirigía. Nos llevábamos bien, pero un día no estuve de acuerdo con sus órdenes. Como era pequeño y me encantaban los animales me parecía una autentica crueldad matar lobos. Evan me quería obligar a hacerlo, a si que decidí escaparme. Desde entonces Evan ha estado siguiéndome. No sabía que os conocíais.
-Ahora muchas piezas encajan, por eso fuimos a Groenlandia. No necesitábamos refuerzos como les dijo a todos, iba en busca tuya. Por eso está aquí.
-No sé como acaba encontrándome siempre. A lo mejor llevo un localizador en el culo o algo.- Hasta en los momentos más duros era capaz de bromar. Eso me recordó a Nicole, hacía tanto tiempo que no la veía. Pensé que cuando volviera a Groenlandia la buscaría y si no estuviera muy lejos iría a visitarla. 

Cap 37. (Parte 2)


-¿Dijiste en el avión que mis padres eran los supuestos jefes, los alfas quieres decir?- Quería preguntárselo desde que lo dijo, pero no confiaba en él. Ahora que me había salvado y respondido a lo de Evan pensaba que era digno de confianza.
-Sí, los guerreros se enteraron. Deberían de ser los que manejaban los movimientos de los hombres lobos.  Ahora que han muerto tú debes ser la alfa ¿no?- No lo había pensado. Yo la alfa, si ni siquiera sabía tomar pequeñas decisiones. Bueno por lo menos solo lo sabía Matt y Johnny. Pero no creo que Johnny se acordará de esa conversación.
-Sí, yo soy la alfa. Pero Matt, no quiero que nadie lo sepa. No estoy preparada para tomar decisiones.- Espere a que lo comprendiera, pero él no estaba de acuerdo conmigo.
-Lo que usted mande alteza. Pero que conste que pienso que sería una estupenda alfa-bromeo Matt.
-Aunque decidiera asumir mi puesto, no sería tu alfa ya que no eres hombre lobo.- El pareció pensarlo, para después darme la razón.
-No me lo recuerdes. Los hombres lobos pueden luchar contra los guerreros yo solamente puedo huir.-Me apeno que Matt tuviera esa opinión sobre sí mismo. Yo pienso que los hombres lobos deben de huir muchas veces ya que no se pueden convertir en cualquier lugar.
-No digas eso. Tú eras un guerrero, también puedes luchar.
-Que va, yo era pequeño aprendí unos cuantos nudos y a esquivar golpes de cachorros. Si en vez de salvarte yo, hubiera venido Johnny habría esperado a Evan y le habría dado lo que se merecía. Yo huí como un cobarde.- No soportaba verlo así, pero por una parte tenía razón, el no podía hacer nada contra los guerreros siendo un humano normal.- Oye Sandy. He oído que solo hace falta un mordisco para convertir a alguien. ¿Tú lo harías, por mi?- Tarde en comprender lo que quería decir. Yo no tenía ni idea de cómo se hacía. Matt puso cara de perrito triste.- No te cuesta nada.
-No estoy segura, ya te he dicho que no quiero tomar decisiones. Además no sé cómo hacerlo. Será mejor que se lo pidas a Johnny, el fue quién me marco. De todas formas no me parece buena idea, no es que ser hombre lobo sea malo, pero no quiero alterar la vida de nadie. Será mejor que te lo pienses dos veces antes de pedírselo, no vaya a ser que acepte.
-Ya sabes que Johnny me odia. No querrá que sea uno de los vuestros. Seguro que es capaz de tirarme del avión antes de marcarme. Así no tengo oportunidad de sobrevivir. Tarde o temprano Evan me encontrará y me matará. – puff, era un exagerado. Trate de animarlo cambiando de tema.
-Piruleta.- dije. Mis amigas decían que era un excelente método para cambiar de tema. Espero que llevaran razón.
-¿Qué dices? Estoy aquí contándote mis sentimientos y es lo único que se te ocurre. Piruleta. Eres…- la había cagado. No sé en lo que estaría pensando. Isabelle, Camy, Lily y Rosie me la iban a pagar. Anda que decirme que era un buen método.- Era broma. Pero ¿no vas a convertirme?
-No sé, lo que estoy segura es que si pasa, no va a pasar ahora.-Me di cuenta de que estaba anocheciendo. Mierda, Johnny estaría preocupado, no sabía nada de mí desde la siesta. Lo había abandonado cuando él se encontraba en la ducha…