Este era el fin. Ya sé porque el corazón me
latía así. Mi interior sabía que algo
malo iba a pasar. Y no se había equivocado. Matt no me hizo caso. Me levante
pero seguramente sería demasiado tarde. Evan iban pisándonos los talones y
dentro de poco sus asquerosas manos estarían sobre mí. Pero Matt vino corriendo
en mi dirección. Creí que iba hacia mí pero paso corriendo por mi lado. Me
volví y lo vi intentando luchar contra Evan. Afortunadamente Evan no llevaba
cuchillo ni ningún arma, se las habría dejado todas en el maletín. Por lo tanto
era una lucha cuerpo a cuerpo en la que Matt tenía más posibilidades. Yo
también me lancé contra él. Un combate dos contra uno y encima contra una mujer
lobo teníamos todas las de ganar, reconozco que era injusto, pero Evan no se
merecía una guerra justa. Lo empuje con tanta fuerza como pude y al caer se dio
contra una papelera. No había muerto, ni mucho menos, pero valdría para tener
ventaja.
-¡Corre, Matt, Corre! – le grite. Si no
hubiéramos estado a punto de morir, otra vez, esa frase habría resultado
bastante cómica, pero no era momento para bromas, era momento de ir lo más
rápido que nuestras piernas pudieran. Menos mal que la calle no estaba tan
llena de gente como las principales. Ambos empezamos a correr, esta vez no
sería tan torpe. Podía caer una vez pero no cometería dos veces el mismo error.
Llevábamos
mucho tiempo corriendo, había seguido a Matt sin preocuparme por qué
camino tomar. Para colmo había empezado a llover. No lo comprendía hacia muy
poco había un sol espléndido en el cielo. Ahora sin embargo llovía bastante. Debía de ser una tormenta de
verano. Los dos estábamos mojados y
cansados por el recorrido pero habíamos conseguido librarnos de Evan. Ambos nos
abrazamos, si me hubiera hecho caso, yo habría muerto y a lo mejor ellos
también. Debíamos avisar a Johnny e irnos de aquí cuanto antes.
-Lo conseguimos. Muchas gracias Matt. Te debo
una. – Sin duda, era de confianza, si no lo hubiera conocido habría muerto.
Otra persona a la que le debía la vida, ya iban tres, los favores se me
acumulaban, parecía que una de dos o a la gente le gusta mucho salvarme o yo me
pongo demasiado en peligro.
-De nada. No me debes nada… Bueno solo una
cosita de nada.- Lo que me pidiera sería poco, me había salvado la vida.
-Conviérteme.- Puff, eso específicamente. Espero que se le quitara de la cabeza
porque después de lo que había pasado no podía negarme, decidí retrasarlo.
-… Me lo pensare, pero no te prometo nada. –
En su rostro se dibujo una gran sonrisa. Aquello lo hacía feliz. Lo comentaría
con Johnny pero Matt se merecía eso y mucho más. ¿Pero qué más? No creo que nada que yo le pudiera dar.
-¿Oye por cierto tu sabes dónde estamos?- me
pregunto poniendo cara interrogante. No podía creerlo yo lo había seguido
porque creía que sabía a dónde iba. Y
ahora estábamos perdidos. – Sandy…
-¿Qué quieres?- le pregunte un poco arrogante.
Él no tenía la culpa porque yo también podía haber utilizado mi sentido de la
orientación.
-Era broma.- se estaba partiendo el culo en mi
cara. Que crío, era tan bromista. No se podía callar una broma ni aunque nuestras
vidas corrieran peligro seguro que sus últimas palabras serían un chiste malo.
Pero aún así lo consideraba mi amigo y me caía bastante bien.
-Puff…- resople para que notara que a veces
los chistes y bromitas sobraban. Sobre todo en ese momento estábamos empapados
y habían estado a punto de matarnos. Creo que si hicieran una lista con los
peores momentos para gastar una broma este se llevaría el premio gordo.
-Anda vamos. Si he calculado bien dentro de 20
minutos estaremos en la puerta del hotel.- No sé cómo era capaz de calcular las
distancias. Yo tenía sentido de la orientación pero comparada con él parecía un
perrito perdido incapaz de encontrar su hogar. Se lo habrían enseñado el poco
tiempo que estuvo en los guerreros. Cuando a los críos les enseñas algo, no se
les olvida.