domingo, 17 de junio de 2012

Capítulo 42. Paisajes



Me desperté temprano esa mañana, era lo único malo de la rutina, no podía soportar el hecho de que  los rayos del sol entraran a las 7:00 de la mañana, pero eso de que lo hicieran en el mejor momento del sueño, justo cuando estas lo más cómoda que se puede estar y que el sueño te llama para que te vuelvas a sumergir en él y olvidarte de todas tus obligaciones.
Me debatí unos minutos debería hacerle caso a mi cuerpo, y quedarme en la cama, o obedecer a mi cerebro y al dicho de  A quien madruga dios le ayuda, y levantarme. Opte por la segunda opción, me levante y me dirigí al baño moribundamente. Los zombis se reirían de mi forma de andar si me vieran. Me mire al espejo y me desperté de repente. Vaya pinta que tenía, mis ojeras no se arreglaban con un poco de maquillaje.  No debí quedarme hasta tarde hablando con Johnny debería haberme acostado después de cenar como una niña buena. Me agache para lavarme la cara, cuando me puse derecha encontré a Johnny detrás de mía.
-Buenos días. Dime una cosa ¿Cómo consigues estar tan guapa por las mañanas?- Jajá, que gracioso, no había salido del baño y ya se estaban riendo de mi aspecto, decidí demostrarle que no iba a seguirle el juego, pero sin pasarme, el no tenía la culpa de mi aspecto. Decidí que un simple comentario y sacarle la lengua era el punto justo para mostrar mi desacuerdo frente a su idea, y no ser borde.
-Déjale las bromas a Matt, se le dan mejor que a ti.- El me miro, y después de comprender lo que quería decir me rodeo la cintura con sus brazos, tenía los brazos tan largos que podría rodear un clon mío a la vez.
-No es broma mi niña, estás tan guapa o mejor que cuando te acostaste. – su tono meloso hizo que me estremeciera, a pesar de llevar tanto tiempo juntos, nuestro contacto físico seguía poniéndome nerviosa, y algo me decía que nunca me acostumbraría a él. Me fije en su aspecto, sin dudarlo su aspecto de recién levantado era mejor que él mío, su pelo estaba despeinado salvajemente, en vez de peinado como solía estar, y en su piel no había rastro de cansancio, ni sueño. Si no lo conociera  pensaría que es una especie de dios al que no le salen granos, ni ojeras.


Después de desayunar Henry me pidió que saliera a cazar con Johnny, que ellos se habían hecho una planificación estos días y que de momento querían seguir así. Me sentí un poco apartada, pero pensé que no había nada de malo en estar a solas con mi Extin un poco más de tiempo. Quizás era eso lo que querían, que tuviéramos nuestro regalo, a pesar de ser aquí en vez de en San Francisco. A Johnny le encanto la idea, y poco después salimos a cazar. Cuando llevábamos un rato andando se paró y se volvió hacía mí.
-¿Qué te parece si nos damos un respiro?-Pregunto Johnny con tono alegre y un poco cantarín.- No creo que haga falta estar toda la mañana cazando, y si volviéramos antes seríamos un estorbo, ya los has oído tiene su planificación.- Pensé en la propuesta intentando visualizar algún pero o trampa, pero la verdad es que tenía mucha razón.
- Tienes toda la razón, si no nos relajamos no seremos capaces de cazar ni un solo ciervo.-Ambos sabíamos que eso no era cierto, pero como escusa no estaba tan mal.- Que te parece si damos una vuelta por la ciudad, debe de haber lugares muy bonitos y románticos fuera del bosque.- Johnny me miro como si estuviera loca. 

Capítulo 42. (Parte 2)


-Salir de la ciudad… Perdone Juana la loca quiere dejar el cuerpo de mi novia y volver al más allá.-Dijo intentando bromear.  Su sonrisa cegadora no iba a evitar que dejara el tema de salir del bosque y pasear por los alrededores.
-Estoy perfectamente cuerda, además Juana la loca también lo estaba. Llamarla loca fue una estrategia de su padre, Fernando el Católico y su malvado esposo, Felipe el hermoso, para que no heredara los territorios de su madre.- Puse tono de profesora indignada por la estupidez de sus alumnos, la verdad es que me salió bastante bien, deduje que era de las tardes en las que jugaba a las profesoras cuando era pequeña.
-Perdone, señora, pensé que hablaba con Sandy, no con mi profesora de historia. No sé si usted se ha olvidado que yo no tuve la oportunidad de ir al instituto.- La verdad era que no lo recordaba, pensaba que mis conocimientos no eran tan avanzados y que la gente común se las sabía de memoria.
-No pasa nada señor… - Me di cuenta de que no sabía su apellido. Él pareció notar lo que quería decir y me ayudo a seguir con la frase.
-Williams, Johnny Williams. -Dijo imitando a James Bond.
-Bueno señor Williams a pesar de su patente falta de conocimientos en historia, no voy a castigarle, ni le pondré un cero, únicamente le pido una cosa.- Una sonrisa apareció en sus labios al leerme el pensamiento.
-No se profesora, digamos que eso es más bien una actividad que se encuentra fuera del horario escolar.- reparé en que ya era hora de dejarse el juego de Alumno/profesora, si no acabaríamos pareciendo una película porno. 
Me acerque a su rostro de forma que su respiración entrecortada se mezclaba con la mía.  Colocó la mano en mi cintura y tiro para atraerme hacía él. Nuestros cuerpos quedaban únicamente separados por una fina capa de ropa.  Nuestros labios se unieron y ambos nos quedamos unos minutos disfrutando de la dulce sensación que ello nos producía.
-Me parece que lo que tú quieres no es ver más sitios.-dijo en tono juguetón. La verdad es que él me interesaba mucho más que cualquier sitio del mundo, pero aún seguía convencida de dar un paseo por las afueras de la ciudad.
-Bueno, pensaba que te gustaría el cambio de planes- dije en tono despreocupado, podíamos volver a donde lo habíamos dejado en cualquier momento. Nos esperaba una vida juntos, no sabía si los hombres lobos vivían más que las personas o menos, pero lo que tenía claro era que, mientras muriera al lado de Johnny moriría feliz.- Pero como no es así me remonto a mi antiguo parecer. Vamos, hermosos parajes nos esperan.