domingo, 19 de febrero de 2012

Cap 28. Sorpresas

Me transformé en humana y corrí hacia ellos diciendo:
-¡Eliseo!¡ Jisa!, ¿cómo es que estáis aquí? Qué alegría de veros.-me abrazaron fuerte, ellos siempre habían sido como mis terceros padres, creía que los había perdido como a los demás pero no era así.
-Sandy, que alivio creíamos que no volveríamos a verte.-dijo Eliseo, su voz era grave y tranquilizadora.
- Cuánto tiempo cariño, ¿Estás bien? ¿Qué te pasó? Hace mucho tiempo que no tenemos noticas tuyas.-dijo Jisa. Su tono me recordó las agradables tardes que pasábamos en el adorable pueblo de Shinix ville. Hasta que Luis decidió intentar matarme.
Las chicas se pusieron a mi lado estaban calladas, no sabían lo que estaba pasando aquí.
-Isabelle, Camy, Lily estos son Eliseo y Jisa, son unos grandes amigos. Viví con ellos hace tiempo, y creía que no volvería a verlos.
Me senté en el suelo y les conté todo lo que habíamos pasado, me salté algunas cosas como el acoso de Evan, los besos de Henry… Pero todo lo esencial  se lo dije.
-Bueno, ya os he contado lo que me pasó. ¿Y vosotros, que os trajo hacia aquí?-pregunte. La verdad es que había que atravesar un gran tramo para llegar desde Shinix ville a Groenlandia.
-Nuestra historia no es ni la mitad de larga e interesante, enviaron refuerzos de los guerreros a Shinix ville  y tuvimos que macharnos. Hemos ido viajando y hoy es el primer día que llevamos aquí, llegamos ayer por le tarde.
-Veniros con nosotros, Henry y Johnny les queda bastante para la casa pero podéis dormir en el jardín con la tienda de campaña.- Dijo Isabelle, intentando ser hospitalaria. Ella sabía que necesitábamos más lobos para ser capaces de defendernos de los guerreros.
-Esa es una maravillosa idea Isabelle, no sé cómo no se me ha ocurrido antes. Veniros, entre todos podremos cazar algún oso y comeremos de lujo.
-Estoy de acuerdo Sandy, tú y yo vamos a cazar, ellas pueden llevarse la tienda a vuestra casa. ¿Alguien se quiere unir a la caza?-dijo mirando a las chicas.
-No, gracias-dijeron las tres inmediatamente.
-Entonces iremos nosotros, vamos Sandy, se una zona donde hay muchos osos y casi todos son dóciles.-esta comida sería todo lo contrarío a la de ayer, comeríamos muy bien y en buena compañía.
Seguí a Eliseo hasta la zona donde me dijo, poco más allá había una cueva donde vi tres osos.
-Eliseo creo que no podremos con los tres.-me parecía impropio de él querer cazar nada más y nada menos que tres osos que median más de dos metros.
-Tranquila, iremos un poco más al este, allí siempre suele haber uno cazando solo.-le hice caso y así  fue,  en la zona este había un oso solitario, que iba en busca de alimento o sitio donde descansar. Tenía un pelaje marrón clarito y en este momento se estaba encaminando hacia el este.
-Eliseo, seguro que va en busca de algo, ¿Qué te parece si lo seguimos un rato?
-Vale Sandy, pero solo por esta vez, no creo que descubramos nada.-él estaba casi seguro de que aquello era una tontería de adolescentes. Pero yo estaba convencida que ese oso iba hacia algo importante. No sé porque pero tenía una corazonada.
Estuvimos siguiendo al oso una media hora. Cuando Eliseo iba a desesperarse y echarse encima del oso, vimos que se paraba. Mire un poco más allá del oso, era un rio. Lo sabía, un rio lleno de peces, con un agua azulada. Era estupendo, así no comeríamos siempre carne, no es que estuviera en contra de la carne, me encantaba, pero llevaba mucho tiempo comiéndola y me estaba hartando.
Nos echamos encima del oso, yo me lancé a morderle la pata y Eliseo se tiró al costado. Cinco minutos después el oso cayó al suelo. Bien, ya teníamos cena, sorprenderíamos a los demás con unos cuantos pescados.
-¿Pescamos?- pregunte. Nunca había sido aficionada a la pesca, pero la idea de probar cosas nuevas me parecía fascinante.
-Sandy, no es tan fácil como piensas…Otro día, ahora que sabemos de la existencia de este lago tan cerca, vendremos aquí a coger agua, pescados e incluso a lo mejor encontramos algún alga comestible.-algas, Puaj, no gracias.

Llegamos a casa agotados, dejamos el oso en el jardín. Isabelle estaba jugando con Emily, Lily estaba ayudando a Jisa a montar la tienda donde dormirían y Camy estaba pintando murales dentro  de la casa. La mesa estaba puesta a falta del contenido de los platos. Henry cogió el oso y empezó a cocinarlo.
Me fui a dar una ducha ya que estaba llena de sangre. Fue rápida con solo gel y champú, si no me daba prisa me dejarían sin cena.
Baje las escaleras corriendo, ya estaban todos sentados en la mesa esperando a que Henry terminara de cocinar. Mis rizos estaban mojados, nunca me ha gustado el secador, me encantaba cómo se queda mi pelo mojado.  Cada vez estábamos más apretujados en la mesa. Me senté en una silla que se encontraba situada entre Isabelle y Lily, enfrente tenía a Camy  que estaba al lado de Jisa y al otro lado tenía a Johnny. Siempre me había gustado comer en familia, me agradaba hablar mientras comía. Eso en mi casa no era muy corriente porque mi padre siempre lo llamaban por el móvil a mitad de la comida y tenía que responder, mientras que mi madre se dedica a ver como el Arguiñano hacía sus famosas lentejas con chorizo. No me gustaba que viera esos programas, odiaba las lentejas y ese señor lo único que hacía era darle ideas. Los únicos buenos recuerdos que pude recordar de ellos era cuando salíamos al cine, a todos nos encanta. Había veces que nos habíamos visto casi toda la cartelera. En esas ocasiones mi padre apaga el móvil, normalmente. Esta comida me recordaba a cuando íbamos a casa de mi abuela mis tías se sentaban cerca mía pero yo siempre le guardaba el sitio de al lado mía a mi abuela. Casi todos los sábados hacíamos esas comidas y yo hablaba con mis tatas, era como yo llamaba a mis tías, y con todos.

Cap 28. (Parte 2)

Terminamos y ayude a Johnny y a Jisa a quitar la mesa, para ser tantos en la casa estábamos bien organizados, todos resultábamos útiles en algo. Rosie llego de trabajar a las 3:15, salía a 2:45 pero con el paso al paso que va Rosie tardaba casi siempre 30 minutos.
-¿Qué tal en el trabajo?-le pregunte a Rosie en un intento de mejorar nuestra relación y para asegurarme de que no había sufrido ningún ataque.
-Pues una mierda, he tenido que servir unas 80 mesas por segundo, se me ha caído una bandeja y me han obligado a pagarla, menos mal que solo llevaba una fanta. El jefe es un asqueroso, me ha dicho que como no sirva más rápido me hecha, no puedo servir más rápido, necesitaría volar. Pues va a servir más rápido su madre, sabes lo que te digo que como me fastidien más me voy a enfadar de verdad y les voy a dejar las cosas claras.-Rosie acostumbraba a quejarse por todo, normalmente veía las cosas por el lado negativo y no paraba de hablar y hablar. Incluso a veces sintiéndolo mucho solo era capaz de oír bla bla bla bla… Creo que se quejaba prácticamente por todo, pero aún así era mi amiga, desde hace poco pero la quería como si hubiéramos sido amigas desde los 5 años. A veces se lo decía lo de que parara de quejarse de vez en cuando pero para lo único que servía era para que volviera a quejarse. De todas formas la deje que siguiera hablando, así por lo menos se desahogaba.
 -Pues que mala suerte, espero que en los próximos días te vaya mejor.-le dije intentando que mostrará algo de esperanza.
-Si, espero que tengas razón Sandy porque si no, se va a enterar de quién es Rosie García.
Me fui dejando que Rosie se tranquilizara. Y me puse donde se encontraban Camy, Isabelle y Lily. Estaban en su habitación riéndose, me uní a la conversación.
-Pobre Rosie ha tenido un mal día de trabajo.-dijo Isabelle en tono triste.
-Bueno ella se ofreció me iba a poner yo pero…-dijo Lily.
-Si no la tratan bien iremos a dejarle claro las cosas a ese gilipollas que tiene por jefe-Grito Camy. Las cuatro asentimos, era posible que Rosie no hicieran nada pero nosotras sí.
- Yo por mi amiga mató.-dije en el tono de Belén Esteban, no solía imitarla pero me lo habían puesto a huevo.
Estuvimos hablando de eso y de muchas cosas más. Las chicas me caían bien, no parábamos de reírnos, me recordaba a los viejos con los tiempos, cuando Nicole y yo empezábamos a reírnos durante horas. Nuestras risas no tenían sonido por lo que podíamos reírnos en clase y no nos decían nada. Nos reíamos de cualquier cosa por muy tonta que fuera.
Nos tiramos horas hablando y bajamos a cenar. Billy y Johnny estaban poniendo la mesa mientras Rosie estaban ayudando a Henry a Servir la comida. Jisa y Eliseo colocando las servilletas. Formaban un equipo genial, nadie se quedaba sin hacer nada por lo que después nosotras deberíamos quitar la mesa o recoger la cocina.
Nos comimos lo que sobró del oso de este a mediodía, pero aún así estaba bastante bueno. Las chicas y yo recogimos la mesa.
Hoy había sido un día fascinante por la mañana y divertido por la tarde. Espero que mañana fuera más o menos igual o que por lo menos pasara algo interesante. Cuando terminamos de recogerlo todo vi a Jisa y Eliseo hablando con Henry, el parecía muy interesado en el tema y me acerque a ver de lo que hablaban.
-Gracias por decírmelo, deberás no sé porque se ha negado a contármelo.-cuando me acerque yo se puso recto.- El oso ese estaba súper rico… Ahh. Hola Sandy, no sabía que estabas aquí.-todavía no me había pedido perdón por lo que no se si se mostraba incomodo por eso o que intentaba ocultar algo. Eso me molestaba desde que nos conocimos lo habíamos compartido todo y guardarse secretos ahora…
No hice caso y subí a la habitación. No era mucha cosa, las paredes eran blancas debido al escaso presupuesto que poseíamos. La cama era simple con sabanas blancas de rayas azules. Johnny tardaría en subir. Me acomode en la cama intentando relajarme.  Oí las pisadas de Johnny subiendo ligeramente por la escalera, no había tardado tanto.
-¿Qué pasa, hoy tienes ganas de acostarte pronto? Qué raro eso no forma parte de tu rutina.- Dijo dirigiéndome una mirada lasciva.
-Que pasa… ¿No puedo hacer nada que se salga de mi rutina? Y si ahora hago esto.-dije mientras me incline hacia y lo besaba.
-Todas las noches me das un beso de buenas noches, sigue siendo rutina.- no estaba de acuerdo con él pero me era muy difícil enfadarme mucho con la gente. Me tiré encima se él en plan juguetón, de forma que quedamos uno sobre el otro. El rodó haciendo que yo fuera la que estuviera debajo.  Y como hacia todas las noches me besó, ese beso  me hizo quedarme paralizada, era como todos los suyos pero a la vez diferente.-A la a dormir tigresa… Que no estamos solos en casa.- Otra vez  me dejaba igual. Sabía que nunca estaríamos solos en esta casa.
-Jooo, pero dame otro besito.- Me rodeo la cara con sus manos y me volvió a besar. –Bueno ahora me podré dormir.
-Hay que ver… Cada vez pides más, la próxima vez que será…- Le di un pequeño codazo. Me cambie de lado y cerré los ojos.

domingo, 5 de febrero de 2012

Capítulo 27 (Parte 1). Vuelta a casa.

Me desperté en aquel columpio, todavía era de noche. Decidí volver a casa, algún día debería enfrentarme a Henry y cuanto antes mejor. Empecé a andar y me di cuenta lo mucho que había corrido antes, había atravesado la ciudad entera y todo el bosque. Entre en el bosque, ya no era tan bello como por el día, las ramas en vez de estar llenas de pajaritos cantando, parecían brazos intentando atraparme. Las sombras de los arboles eran gigantescas y la luna llena resplandecía en el cielo lleno de pequeñas estrellas. Si no me gustaran las aventuras y la naturaleza me resultaría realmente aterrador. Menos mal que era un hombre lobo y no confiaba en las leyendas sobre la luna llena, si hubiera sido una mortal, estaría congelada y verdaderamente horripilada.
Caminé durante horas, y por fin vi la sombra de nuestra pequeña casa. Johnny estaba fuera con la espalda apoyada en la fachada, llevaba unos pantalones vaqueros cortados a la altura de la rodilla y una camiseta de tirantes blanca, bueno ahora era beis porque estaba un poco sucia debido a su trabajo en la obra. Pareció percatarse de una presencia y agudizó la vista hacia el bosque. Pero después soltó un largo suspiro y volvió a la posición en la que se encontraba anteriormente. Iba a dar un paso adelante pero oí un paso. Henry salió de la casa y se puso al otro lado de la fachada de modo que Johnny y él quedaban separados por la puerta.
-Esto ha sido culpa tuya-dijo Johnny culpando a Henry-no sé lo que le harías pero bien sabes que Sandy es muy sensible.- Al principio me sentí un poco insultada, no quería que Johnny me viera como una sensiblera que no era capaz de afrontar las cosas, pero luego admití que un poco sensible sí que era.
-Yo no le hice nada que pudiera herirla, no sería capaz nunca de hacer eso.-dijo Henry. El tono de su voz dejaba ver su preocupación. Sabía el motivo de mi huida, no podía enfrentarme a mis sentimientos, más que nada intentaba huir de ellos. Pero me resultaba imposible.
-Pues algo le harías cuando salió corriendo y siendo las 3:00 de la mañana todavía no ha vuelto. ¿Qué le dijiste?- Las tres de la mañana, al quedarme durmiendo había perdido la noción del tiempo totalmente. Pobres, habían estado esperándome despiertos. La pregunta, a la que al parecer nadie tenía respuesta, volvió a surgir en mi cabeza. ¿Por qué tenían que ser los dos tan perfectos?
-Cosas nuestras…- Note los músculos de Johnny tensarse. No sabía los detalles, pero seguramente se hacía una idea de lo que había ocurrido.
-Henry, comprendo que seáis amigos, me da igual que todas las mañanas cacéis juntos pero lo que le dijeras sea lo que sea, le hizo daño y quiero saber lo qué es…Creo que tengo derecho a saberlo.- Quería oírlo salir de Henry, quizás para no parecer paranoico o excesivamente celoso…
-Pues crees mal. Lo que yo le dijera es solo entre ella y yo, y si le hice daño me disculpare con ella pero sigue sin ser asunto tuyo.-Los músculos de Johnny se tensaron aun más, pero no se altero estaba visto que quería pegarle a Henry pero no lo hacía. Pudo controlarse, lo que agradecí, no me apetecía nada ver como ambos se enzarzaban en una pelea, sobre todo porque, al ser hombres lobos, el que perdiera no saldría con un simple arañazo.
-Mira si no quieres contármelo lo hará ella a sí que mejor que te ahorres tiempo. Ahh y será mejor que esperes dentro si viene no creo que quiera verte.- Parece que esas palabras hirieron emocionalmente a Henry, pero no discutió con él y se metió en la casa. Los demás debían de estar ya durmiendo por que todas las luces estaban apagadas, bueno todas no la de Henry seguía encendida.
Me quede pensando sentada, tenía dos chicos en mi vida, los dos eran maravillosos, a los dos los quería y los dos me querían. Nunca pensé que a mí me fuera a pasar esto, yo siempre fui una chica con pocos novios. Casi nunca me gustaba un chico y cuando me gustaba o tenía novia o me quería solo como amiga. Siempre pensé que estas cosas solo pasaban en los libros, y que si me llegaba a pasar no sería tan tonta como la protagonista y sabría elegir al mejor. Pero ahora, ahora que me encuentro en el papel de protagonista, no soy capaz de decidir entre ellos. Creía que tenía claro que quería a Johnny pero Henry, era atrevido e impulsivo y eso a veces me gustaba, en otras ocasiones como la de esta tarde odiaba ese aspecto de su personalidad. Johnny sin embargo era todo lo contrario un poco pasota, cariñoso y también un poco celoso pero estos días había podido controlar los celos, cosa que no le había servido para mucho ya que Henry había acabado besándome otra vez.

Capítulo 27 (Parte 2)

No podía quedarme allí toda la noche a sí que me levante y fui hacia Johnny, me sorprendió cuando se acercaba porque le vi una pequeña lágrima en los ojos. Me estrecho entre sus brazos. Era la primera vez que veía caer una lágrima caer de aquellos ojos azules que me atraían hacia ellos como si de un agujeró negro se tratase.
-Mi niña…He estado muy preocupado, no me vuelvas a dar esos sustos por favor.- Al verlo así me prometí a mi misma que no haría más estupideces, la próxima vez me enfrentaría a mis problemas.
-Tranquilo, no lo haré. ¿Te importa si no te digo lo que me dijo Henry? Quiero discutirlo con él antes.-esperaba que me dijera que quería saberlo y pegar a Henry, sin embargo dijo algo totalmente distinto.
-Claro que no mi niña, lo más importante  es que estés bien, y que estés aquí conmigo. Mejor que hables con él mañana, ahora hay que descansar. –me rodeo la cintura con su brazo. La respiración se me aceleró suavemente por su tacto.
Los dos nos metimos en la cama, las sabanas finas de verano me protegían de la brisa que entraba por la ventana, sin embargo Johnny dormía destapado. Tenía el pelo alborotado, se notaba que hoy había sido un día duro para él. Le di un pequeño beso, estaba totalmente dormido por lo que no se dio ni cuenta. Me cambie de lado, apoye en la almohada  y caí en un profundo sueño.

Me desperté por la mañana, tenía la sensación de no haber dormido en toda la noche. Estaba deseando oír la disculpa de Henry porque hasta un cabezota como él sabía que yo merecía una disculpa. Baje las escaleras hasta la cocina, hoy había sido la primera en levantarme, es decir que me tocaba prepararle el desayuno a Emily. Su desayuno preferido eran los gofres, pero como no quedaban le hice unas tostadas de tomate con jamón serrano y un vasito de leche. La leche iba a enfriarse a sí que subí a despertarla.
Entre en la habitación, Henry la había pintado de su color favorito, era un naranja pero no era demasiado fuerte. En la camita se encontraba Emily, totalmente dormida y echa un ovillo. Me acerque para llamarla suavemente y cuando estaba a punto de pronunciar su nombre abrió los brazos y se cogió de mi cuello.
-¡¡Sandy!! Me encanta que me despiertes tú, Henry no lo hace con tanto cuidado.-la cogí en brazo y la lleve abajo.-Sandy ¿Qué es eso?-dijo señalando las tostadas que le había preparado.
-¿Nunca has comido tostadas de jamón serrano con tomate?
-No, pero tienen muy buena pinta. Muchas gracias Sandy.-dijo dándome un beso. La dejé en la silla para que pudiera desayunar. Dio un mordisco a una de las tostadas-Ummm. Buenísimas. Pero no mejor que el ciervo.- soltó una pequeña y aguda risita y siguió comiendo.
Vi a Henry bajar, estaba totalmente despeinado, sus ojos se fijaron en mí y me pareció ver un destello de alegría en ellos, pero si acaso lo vi se acabo enseguida, porque le dio un beso a Emily y salió fuera.
-Sandy, ¿Qué le pasa a Henry?- pregunto inocentemente la niña.
- No lo sé Emily, pero ojala se le pase pronto.-¿Qué le pasaba a Henry? Había pasado de esperarme hasta las 3:00 de la mañana a no hablarme, no lo comprendía. Aún así yo no sería la que diera el primer paso, cuando quiera disculparse por su conducta aquí me tiene.
Espere a que se levantaran Isabelle, Camy y Lily. Al verme se tiraron a abrazarme las tres a la vez.
-¿Dónde estabas?- pregunto Camy.
-¿Por qué te fuiste?  -dijo Isabelle
-Nos tenías preocupadas. Mala, Mala, Mala.-me dijo Lily dándome unos golpecitos en el hombro. Ellas siempre estaban bromeando y cuando a alguna no le gustaba lo que hacía la otra en vez de ponerse a discutir decían Mala, Mala, Mala y se ponían a reírse. Ahora yo también había cogido esa costumbre porque aunque llevan poco tiempo aquí, su espíritu alegre se le contagiaba a todo el mundo.
-A ver os lo contare todo si queréis pero primero debemos cazar y si no queréis quedaros con hambre como ayer, será mejor que cacemos por lo menos 6 ciervos. Ya que somos muchos.-las chicas asintieron pero quedaba claro que lo último que les apetecía recién levantadas era cazar.
Salimos al bosque, las cuatro íbamos muy cerca la una de la otra, apenas cogía un árbol entre nosotras. Llegamos al mismo claro que ayer, solo había un ciervo. Solo había dos opciones; la primera era que los ciervos eran lo suficientemente inteligentes como para cambiar de sitio, casi imposible ya que según lo que me había dicho Henry llevaba cazando ciervos aquí desde hace un mes. La otra opción era que una pareja o más de lobos anduviera por aquí alimentándose de ellos, uno solo no era capaz de hacer que donde ayer había 8 ciervos ahora hubiera solo uno. Nos mantuvimos en silencio hasta que vimos a un lobo caer encima del ciervo, se notaba que no era un novato, ese lobo debí de tener por lo menos unos 40 y tantos.
Apareció una chica detrás de él, ella sabría lo de los hombres lobos ya que ni se inmuto. La muchacha tenía el pelo largo y castaño, llevaba una camiseta de manga corta blanca y unos pantalones simples, estaban hechos como yo decía para andar por casa. No sabía porque, pero la forma en la que el lobo miraba a la muchacha me resultaba familiar, de hecho todo en ellos me resultaba familiar. De repente me di cuenta. No podían ser ellos, era demasiado maravilloso pero aún así estaba completamente segura de que no  podían ser otras personas.