domingo, 29 de abril de 2012

Capítulo 35. El apodo


Johnny me despertó con besos en el cuello. Me hacía cosquillas, no sabía que tenía cosquillas en el cuello. Volví la cabeza para que me besara en los labios. Sus besos eran tan dulces, intensos, salvajes. No se podían describir con palabras.  Me encantaría que me despertarán así todos los días.
-Hoy mi niña va a darse su primer baño-dijo entusiasmado, parece que la idea le gustaba a él más que a mí. Yo simplemente quería lucir el biquini que me había comprado y verlo a él con el bañador. No le había visto probárselo, pero le quedaría mucho mejor que al más guapo de los modelos. Al fin y al cabo era mi Johnny.- ¿Estás preparada, o te compro un flotador?
-Eres tonto, dijiste que no te reirías. –Dije poniendo cara de enfado y mirando hacia otro lado.
-Era una broma, no te soltare. Yo seré tú flotador.- me rodeo la cintura con sus brazos y dimos vueltas dentro de la habitación. Esto parecía un cuento de hadas. Era casi lo qué había pensado del novio perfecto, sin añadir lo de la playa.
-Bueno si tu eres mi flotador, nada podrá arrástrame.- le dije mientras posaba mis labios en los suyos, no sé porque anoche tenía tantas dudas, si estaba preparada sería genial y si no. Él lo entendería y lo dejaríamos para cuando yo estuviera preparada. O no, otra vez con el tema. Me concentre en el beso ya que Johnny pareció notarme las dudas. Si algo tenía que pasar pasaría. Solo tenía que dejarme llevar.- Bueno pues me pongo el biquini y nos vamos. Hoy no tengo ganas de desayunar.
- La verdad es que yo tampoco además a mí el agua siempre me da hambre, por lo que después me comeré todo el buffet.
Empecé a vestirme, me puse los shorts vaqueros con la camiseta azul, me encantaba el azul. Johnny se puso la camisa con el mensaje y debajo simplemente el bañador. Bajamos a la calle, menos mal que no nos encontrábamos lejos de la playa, si no habríamos parecido unos verdaderos panolis.
En cuanto llegamos y vi que ese día no hacía tantas olas como el anterior, por lo que mi humor mejoro. No es que no confiará en Johnny, pero…
Bajamos las escaleras y pusimos cosas en la arena. Había mucha más gente hoy que ayer. No sé a qué se debía ya que para mí ayer hizo tanto calor como hoy. Bueno no me importaba. Johnny se empezó a quitar la camiseta lentamente mientras tarareaba La canción You can leave yourhat on  de Joe Cocker, esa era la típica canción que se pegaba enseguida. Seguro que por su culpa estaría todo el día en mi cabeza. Me quede embobada mirando, yo creo que si en ese momento hubieran puesto un cubo debajo lo habría llenado de babas. Su torso desnudo resaltaba con el sol. Poseía un bronceado natural que cualquier normal hubiera deseado. Cualquiera que nos viera diría pero que hace esta gilipollas con ese… Lo comprendería, de hecho yo también me lo preguntaba.
-Mira que eres tonto. - Yo sin embargo me quite la camiseta y los shorts sin ningún tipo de cancioncita.- en cuanto terminé me cogió de la mano y me llevo hasta la orilla.
-Ya verás cómo te va a gustar. Es como una bañera gigante. Mira te tienes que tirar de golpe.- me soltó de la mano avanzo unos cuantos pasos y se tiro de cabeza al agua, unos segundos después sacó la cabeza del agua. Me gustaba más su pelo seco pero que le íbamos a hacer o con camiseta y pelo perfecto o sin camiseta y pelo mojado. Después de todo el pelo así no le quedaba tan mal.
Yo intente lanzarme como él pero después retrocedí. No había muchas olas pero seguro que alguna me llevaba lejos. Con un instante de distracción de Johnny. Catapuch, yo perdida en el mar. No, no podía pensar en ello. Pero me había quedado paralizada. Johnny viendo mi expresión vino al rescate.  No sé qué haría sin él. Me cogió de la forma que últimamente me cogía, es decir, la del bebe gigante. Y se fue metiendo poco a poco en el mar. El agua iba subiendo hasta que le quedaba muy poco para llegar a mí. Tenía que confiar en Johnny, él nunca me había defraudado y nunca lo haría. Me bajo despacio y mis pies tocaron la arena mojada.  Dicha arena se me metió entre los dedos de los pies y empezó a hacerme cosquillas. Debido a las cosquillas solté una risita tonta. Y me lancé otra vez a los brazos de Johnny. Por cierto tenía que ponerle  un mote, por mucho que me gustara su nombre. Llamarlo siempre  Johnny o cariño…
-¿Qué pasa?- pregunto creyendo que mi acción había tenido algo que ver con el miedo.
-Es que aquí se está mucho mejor. – dije abrazándolo más fuerte. Me podría tirar todo el día ahí. Rodeada por sus fuertes brazos en los que me sentía segura de todo.
Nos pasamos la mañana metidos en el agua, cuando mire mis dedos estaban totalmente arrugados. Parecía una abuelita. Nos salimos medio corriendo del agua porque, por muy bien que se estuviera, el buffet tenía hora de cierre y estábamos hambrientos.

Nos secamos un poco, pero no habíamos caído en que necesitaríamos otros bañadores por lo que me puse la camiseta y los shorts encima. Johnny lo tenía mucho más fácil, porque solo se mojaba un poco la camiseta. En poco tiempo tenia los shorts totalmente mojados y la camiseta con dos grandes círculos donde estaban mis pechos. Tenía un aspecto realmente ridículo pero estaba con mi Johnny y los demás no me importaban.
-Oye había pensado en ponerte un mote. ¿Qué te parece?- le pregunte. No quería calentarme la cabeza para que después le gustara que lo llamara Johnny.

Cap 35. Parte 2


-Me parece genial cariño. De hecho estaba esperando que lo hicieras.- El flequillo se le movió a los ojos e hizo un gesto característico de él, volvió la cabeza para el otro lado. Joder como estaba…, me encantaba su pelo, sus ojos, su torso, sus brazos. Todo, todo él me encantaba, y por supuesto interiormente tampoco estaba mal.
-Ah, ya lo sé. Te llamaras Extin.- Puse la cara que se les pone a los niños pequeños y le pellizque las mejillas. Él sonrió.- ¿Te gusta?
-Todo lo que hagas tu me gusta. Si quieres que sea tu Extin, lo seré, pero ¿De dónde viene?-
-Pues viene de que los chicos tan guapos, buenos, cariñosos y monísimos como tu están en peligro de extinción.- De verdad había dicho eso, decididamente había perdido la cabeza, se me estaba pegando la cursilería de Isabelle y de Johnny.
-A que es por eso, tu sí que eres mona, que afortunado que soy de tenerte.- Me dijo mirándome a los ojos. Bueno, por lo menos a él no le molestaba que fuera cursi.
Me cogió de la mano, y fuimos así todo el camino. Cuando yo no tenía novio odiaba un poco eso, creía que me estaba volviendo paranoica al ver a todo el mundo de la mano. Pero era mi Extin, y me gustaba ir de su mano.

Llegamos al hotel y pudimos comer en el buffet por los pelos, nos dejaron pasar aunque insistieron en que no se podía pasar ni con bañador y mucho menos mojados. Johnny consiguió convencerles dándoles una pequeña propina.  Comimos y nos subimos a la habitación. Mi Extin tenía razón el mar daba hambre, pero también daba mucho sueño.
Nos echamos una siestecita, no estaba nada acostumbrada a hacerlo, pero después de la playa e hincharme a comer… Lo necesitaba. Cuando me desperté Johnny seguía durmiendo. Tenía un aspecto angelical cuando dormía. Me senté en la cama y me quede mirándolo. No podía creerme que ese fuera mi novio. Que me quisiera.  A alguien como yo. Le acaricie el pelo, no se había duchado y tenía todavía un poco de sal de la playa, pero aun así me encantaba.  Me entraron unas ganas increíbles de besarlo. Me incline hacia él. Cuando estaba a punto de posar mis labios, abrió los ojos.  Segundos después en su boca había una sonrisa.
-¿Qué no te puedes resistir, ni aunque este durmiendo? – dijo en tono burlesco, sabía perfectamente que él había hecho casi lo mismo esta mañana.
-No digas tonterías, solo quería ver si eras de sueño profundo. – Era la peor excusa del mundo, pero la primera que se me había ocurrido.
-Tengo el sueño ligero desde que era pequeño. Cuando los guerreros me raptaron y mataron a mis padres.- no me había contado nada de aquello se notaba que eso le dolía y yo lo comprendía mejor que nadie. Una lágrima le corrió por la mejilla, pero poco después se la quito con la mano. Solo lo había visto llorar en una ocasión. Cuando me fui después del segundo beso de Henry. Se podía decir que era sensible, pero con los años había aprendido a controlarlo. No quería que sufriera por lo que no le pregunte nada sobre el tema. – Voy a ducharme. No me gusta nada que se me quede la sal en el pelo.
Pensé en la opción de ducharme con él,  pero después me acordé de que eso no ayudaría en nada a que comprendiera que no estaba preparada para acostarme con él. Resistí la tentación y me encaminé lentamente hacia el balcón y empecé a mirar a la gente que pasaba. Todos tenían aspecto despreocupado y paseaban alegremente por la calle. Vi varios grupos de chicas, con un montón de bolsas de tiendas de ropa. Me acorde de Nicole hacía mucho tiempo que no la veía. La echaba mucho de menos, no me había dado cuenta porque estaba pasándolo bien con Johnny, pero ahora que lo pensaba, había pasado de verla hasta en la sopa, ha estar mucho tiempo sin ella. Era mi única prima, pero la verdad, la quería como si fuera mi hermana. Siguió pasando gente, todos tenían casi el mismo aspecto. Pero de repente me fije en uno que no era como los demás. Caminaba muy rígido y tenía un semblante serio. Ese tio me sonaba de algo. No sé de qué pero… Haber  tenía el pelo de un marrón oscuro, y ojos negros. Paso una tía en biquini con el novio, este individuo que me sonaba la miro de arriba abajo. La agarro del brazo delante del novio y le dijo. Hola guapa pasas del pringado este y te vienes a dar una vuelta conmigo. El novio estuvo a punto de pegarle un puñetazo pero la chica le dijo que no merecía la pena y ambos siguieron su camino. Ese tío era un gilipollas. ¿De qué podía conocerlo?
Entonces me acorde yo solo conocía un tío tan gilipollas. Era Evan.

domingo, 22 de abril de 2012

Cap 34. La playa


Me arrastro, literalmente, hacia la playa pero no pudo meterme en la arena en vez de eso me senté en un banco que había en el paseo, tenía unas vistas preciosas. Viendo que no iba a conseguir moverme se sentó a  mi lado. Apoye mi cabeza en su hombro y juntamos nuestras manos. Por mucho calor que hiciera estaba mejor de lo que había estado en mucho tiempo.
-Johnny, te tengo que contar porque no quiero ir a la playa. Pero me da mucha vergüenza. Primero prométeme que no te vas a reír de mí.- Le dije mirando al suelo.
-Cariño, yo nunca me reiría de ti, esa duda me ofende.- puso cara de indignado pero sabía que no estaba enfadado conmigo, porque la chispa seguía en sus ojos. No había pensado en la posibilidad de que no se riera de mí. – Venga cuéntame, ¿alguna situación traumática en el agua de pequeña?
- No, por eso mismo, nunca me he bañado en la playa. Yo no sé… no sé nadar. Nunca fui a la playa, mis padres no tuvieron tiempo de enseñarme. Por eso no quiero meterme, mira las olas ¿y si una me arrastra?
-Ay mi niña, tan insegura como siempre. Yo te cogeré. Nunca dejare que te arrastre una ola. Te tendré entre mis brazos en todo momento.-solo el imaginarme estar tanto tiempo en aquellos brazos… Me estremecí.
-Si me prometes que así será, a lo mejor me baño.-Dije para que no pareciera que estaba deseando que me envolviera con esos brazos fuertes y robustos.
-¿A lo mejor? ¿Cómo que a lo mejor? – me cogió en brazos. Empecé a chillar, no me gustaba, que la gente me cogiera, hacía que me sintiera débil y frágil , y menos de esa manera, aunque tratándose de Johnny…
-Vale, vale, pero suéltame o por lo menos cógeme bien.- me cogió de forma que parecía un bebe gigante y bajó las escaleras conmigo.- Estás loco no llevamos los bañadores puestos. –me dejó en la arena.
-Solo nos vamos al hotel si prometes que mañana vendrás VOLUNTARIAMENTE a bañarte.
- Bueno… No conseguirás cogerme. –empecé a correr por la arena, sabía que Johnny era más rápido pero yo tenía ventaja. Me pisaba los talones, tendría que correr más rápido todavía. Se tiró encima de mí en plancha y los dos caímos al suelo. Nos reímos y rodamos por la arena. Creí que este viaje iba a ser empalagoso y aburrido. Pero había resultado todo lo contrario. Me estaba acostumbrando a querer a Johnny tanto o más de lo que él me quería a mí.

Después de estar más de media hora riéndonos y hablando tumbados en la arena, nos levantamos y partimos hacia el hotel. Cuando llegamos me duche, estaba llena de arena. Veremos a ver mañana. Bajamos a cenar. Podíamos elegir entre un italiano y un buffet libre. Optamos por el buffet ya que a él no le apetecía la pasta, a mi sin embargo siempre me apetecía, ya que era mi comida favorita. En la entrada del buffet nos encontramos a Matt.
-Hey, ¿qué tal parejita?- dijo con su sonrisa, la verdad es que no me hacía falta conocerlo más solo con ver su cara y sus ojos. Tenía que ser de fiar. Ya sé que confió demasiado rápido en la gente pero no me quedaba más remedio.
-Pues nada de compras, con mi niña.-dijo rodeándome la cintura con el brazo.- ¿y tú qué tal el día?
- Pues nada del otro mundo, lo que se suele hacer cuando vas de viaje ¿os importa si me siento con vosotros?
-Pues claro que no. –dije yo sonriendo. Entramos y cogimos una mesa cercana a la mesa donde estaba la comida. Nunca había estado en un buffet, me llamo la atención tanta comida y que los camareros iban y venían pero nunca se paraban.  Veía que la gente llenaba muchísimo los platos. Me levante para echarme yo también. Matt vino conmigo, agradecía que se hubiera levantado seguro que él sabía dónde estaba todo, más o menos.

Cap 34. Parte 2


Cuando terminamos de cenar estaba llena, había comido cuatro trozos de carne y muchas patatas fritas. Aparte de dos platos de pasta. El oso era mucho más nutritivo que todo eso. Por lo menos aquí nuestro gran apetito no llamaría la atención ya que todos  comían más de lo que debían. Nadie se dio cuenta de que comíamos mucho, más de lo normal.
Subimos en el ascensor. Matt había comido menos que nosotros ya que era un humano pero cualquiera podría haber dicho que era un lobo haciendo dieta. Llegamos al piso de Matt, él bajo diciéndonos:
 –buenas noches chicos, qué ¨durmáis¨ bien… - entendía su ironía perfectamente, pero no iba a reírle las gracias y precisamente esa noche no creo que ¨durmiéramos¨ bien. Pero sin embargo Johnny si le rió la gracia. En toda la noche ni siquiera  le había visto dirigirle una pequeña sonrisa y  ahora le reía el chiste. Una de dos, o quería tema… o empezaba a caerle bien Matt. No sé si estaba preparada para hacerlo, hasta ahora no había pensado en eso.  La verdad es que casi nunca me había dado tiempo a tener novio. Unos cuantos ligues, pero no duraban más de 6 meses. Eso no lo podía considerar como un novio. Por lo tanto esperaba que fuera la segunda opción, así el viaje se haría más llevadero.
Seguimos subiendo y yo seguía calentándome el coco con el temita del sexo… No estaba preparada, no estaba preparada,¿ o sí? No, no, no, no, no definitivamente NO estaba preparada. No sabía que Johnny estaba en ese punto.  La verdad es que en casa me había frenado un par de veces, pero yo solo quería besarlo apasionadamente, creo que no estaba dispuesta a llegar a la tercera base.  Habíamos bromeado sobre ello pero… Bueno no pasaría nada, yo se lo diría, él me quería y esperaría a que estuviera preparada, espero. Tenía que confiar en él. No, mejor le decía que tenía la regla o que me dolía la cabeza. No, tenía que decírselo. No. Si. Joder, mi mente no se ponía de acuerdo, y lo peor de todo es que una pequeña parte de mi deseaba hacerlo tanto o más que él. Pero esa parte no debía salir. No estaba preparada.
No sabía cuánto tiempo llevábamos subiendo pero a mí se me hacia eterno. Todas esas dudas en mi cabeza. Eso significaba que no estaba preparada, mi madrina decía que cuando quieras hacerlo debes tenerlo claro. Un momento ¿Desde cuándo le hacía caso a mi madrina? Nunca había escuchado sus consejos sexuales, en serio.
 Llegamos al piso y caminamos hacia la puerta. Yo iba como un zombie, era presa de mis sentimientos, dudas y pensamientos. No sabía qué hacer y eso me mataba por dentro.
Johnny pareció verme  la cara y sin decir nada se quedo en calzoncillos y se metió en la cama. Me comprendía, aunque fuera un tio, me comprendía. De todas formas las dudas no se disiparon, que pasaría la próxima noche, y la próxima. No podía evitar esa conversación. Me senté en un pequeño balcón que tenía la habitación. Las vistas eran geniales. Eso me ayudaría a relajarme y a pensar.
Me empezó a entrar sueño. Esa conversación iba a ser complicada, pero debía decirle la verdad, era mi novio. Igual que hoy había comprendido mi cara, también entendería eso. I si no, tendría que buscarme un chico mejor, ya que ese no merecería la pena. Estaba hablando como mi abuela, creo que era producto del sueño, por lo que pensé que pensaría mejor con la cabeza despejada. Sí, dormir me vendría bien ya que al final había acabado con un verdadero dolor de cabeza.

domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 33. San Francisco

Llegamos a San Francisco, el avión empezó a realizar el aterrizaje. Casi no me había enterado del viaje, de pequeña siempre me imaginaba que volar sería genial pero la verdad es que ahora lo único que sentía era un poco de cansancio, 12 horas de avión era demasiado para ser la primera vez. Por suerte Matt no tenía reservada habitación en ningún hotel. Él decía que quería ir en plan mochilero.
-¿Qué os parece si nos vemos mejor al final del viaje? No quiero molestar.
-Si te parece bien, habíamos venido a pasar un fin de semana romántico entre los dos solos y…
-No digas tonterías Johnny, estaremos bien los tres juntos. Si tú quieres claro.-dije mirando a Matt, no había contado con que tuviera otros planes, me convenía conocer bien a alguien que me ayudaría a encontrar al asesino y mucho más si lo íbamos a meter en casa.
-No, claro que no, pero no quiero problemas. -sonrió mirando a Johnny, su personalidad le obligaba a llevarse bien a todos.
-No que va, si a mi niña no le molesta porque me va a molestar.-No comprendía porque mostraba tanta inquietud por el tema de mis padres. Bueno la verdad es que era normal porque a quien no le pone nervioso una muerte violenta.
Fuimos al hotel que habían escogido Eliseo y Jisa para nosotros, era Baldwin hotel, era un nombre raro pero la verdad tenía buena pinta. La entrada poseía  un toldo verde, sería de unos diez pisos de alto, la fachada era color beis. Parecía de todo menos un hotel. Entramos al principio vimos a una joven recepcionista. Se notaba que era americana, rubia y un poco gordita.  Llevaba un uniforme que constaba de un chaleco verde y una camisa por debajo negra. También llevaba una corbata y una placa de identificación en la que ponía Alice.
-Hola, teníamos una reserva a nombre de Sandy.-La recepcionista se puso a mirar en un libro en el que debía de tener los nombres de las reservas. Después miro a Matt.
-Perdonen pero no poseemos ninguna habitación de tres personas.-aclaró Alice
-No, yo voy por otra parte. Aunque mejor si nos pone en habitaciones cercanas.-dijo Matt con una de sus sonrisas.
-Bueno ustedes pueden ocupar su habitación es la Nº 142, sigan ese pasillo a la izquierda y encontrarán el ascensor. Aquí tienen el horario de desayunos, comidas y cenas. La piscina está abierta de 8:00 a 14:00 por la mañana y de 17:00 a 23:00. Si necesitan algo no duden en llamarle.-se le notaba que estaba harta de ese discursito, yo también lo estaría todos los días lo mismo. Esperamos a que le dieran una habitación a Matt. –En cuanto usted, la habitación más barata y cercana a la de ellos es la Nº 100. A no ser que usted esté dispuesto a pagar 400$ más por una doble solo para estar cerca de sus amigos.
-No gracias la Nº100 está bien.
Nos encaminamos hacia el pasillo izquierdo.  En la entrada había unos sillones  y una mesita de café. El pasillo no era ni muy estrecho ni muy ancho, era como si estuviera hecho para  que pasaran pocas personas. Estaba adornado con unas cuantas macetas en las esquinas y fotos antiguas del hotel, además de maravillosos paisajes. Al final de pasillo había un ascensor en el que según un pequeño aviso cogían 8 personas. Como solo éramos tres no había problema. Miramos la llave y la información que nos habían dado, nuestra habitación se encontraba en la planta 8.
Dejamos a Matt en la planta 7.  Llegamos a nuestra habitación, y abrimos la puerta.

Cap 33. (Parte 2)

-Bienvenida a nuestro nidito de amor- dijo tontamente Johnny. Me cogió en brazos como si fuera un bebe y me tiro a la cama. Poco después me levante  y empecé a deshacer la maleta.
-¿Oye por qué no vamos a comprar un poco de ropa? No quiero volver a ponerme ese asqueroso uniforme.
-Estoy de acuerdo contigo, te voy a comprar lo que tú quieras.
-Bueno no nos podemos pasar, que no es que seamos millonarios.-le recordé.
-Pero he guardado unos ahorros para mi chica.- Sus manos me rodearon por la cintura. Yo apoye la cabeza en sus hombros.
-Tienes suerte de que no sea caprichosa. ¿Y tú que no te vas a comprar algo más sexy?- dije dándome la vuelta y poniendo mis manos sobre su nuca.  Acaricie su pelo negro, estaba suave.  Su camiseta era ajustada, se le marcaban los músculos del pecho.
-Me comprare lo que tú quieras.- sus labios encontraron los míos, fue un beso intenso pero muy dulce a la vez.  – Te quiero. Te quiero mucho.- Otra vez esa palabra, no sé si trataba de convencerme de ello. Con una vez había tenido suficiente. Yo también lo quería mucho, pero no comprendía cómo era capaz de decir esas palabras con tanta facilidad. De todas formas debía alegrarme de ello, un chico lo suficientemente valiente como para expresar sus sentimientos de tal manera. Decidí no calentarme la cabeza.
-Bueno vámonos de compras, tendremos mucho tiempo solo para nosotros.-lo cogí de la mano y lo arrastre fuera de la habitación. - Bueno ¿en qué habitación estaba Matt?
-Para que necesitamos a Matt, Yo solo te necesito a ti.
-Johnny hemos aclarado que quiero conocerlo antes de confiar en él. Es el que me va a ayudar  a encontrar al cruel y asqueroso monstruo que acabo con la vida de mis padres.
-Bueno, estoy de acuerdo en que quieras encontrar a ese tipo. Pero quiero estar contigo a solas este fin de semana. Después  podrás hacer lo que quieras. ¿No quieres pasar un  fin de semana conmigo?
-Claro que quiero cariño, bueno  no creo que pase mucho por conocerlo después. ¡¡¡ Nos vamos de comprass!!!- lo dije en el tono súper pijo, el que usaron los protagonistas de pelo en pecho. Me encantaba burlarme de las típicas pijas que solo le importan las compras y poco más. Él soltó una carcajada tras mi imitación.

Salimos del hotel, no teníamos ni idea de por dónde empezar.  Recorrimos una calle, encontramos una tienda y entramos. Estaba decorada de forma moderna, las lámparas colgaban del techo eran blancas y las paredes eran azul celeste. Nos pusimos a mirar vestidos veraniegos y conjuntos. Aquí hacía mucho más calor que en Groenlandia y si encima le sumabas la temperatura de los hombres lobos…
-¿Qué te parece este?- dijo Johnny enseñándome unos shorts vaqueros y una camisa azul clarito de tirantes.
-Me encanta, no sabía que  conocieras mis gustos. Ahora vamos a buscar algo mono para ti. Mira.- Le señale  unos pantalones que le llegarían por la rodilla eran de color caqui y una camisa de color verde manzana.
-Ummm, está bastante bien. Pero qué tal si en vez de color caqui me los compro blancos.-la verdad es que el color caqui no me gustaba mucho. El blanco le quedaría mucho mejor. – Bueno ahora que ya tenemos la ropa que tal si vamos a comprar otro par de bañadores.
-Bañadores para que si ya tengo uno. Anda creo que me lo he dejado en casa, soy súper despistada.- Me lo había dejado aposta para no tener que bañarme pero no había contado con los ahorros de Johnny.
-Bueno pues con más razón. No te pensarás que con el calor que hace no nos vamos a bañar en la playa.
-Pues no tengo muchas ganas de bañarme.- le dije a Johnny, el no comprendía mis razones y no tenía muchas ganas de explicárselo, pero no quería esperar hasta el último momento como la otra vez. Pasé tanto miedo para nada. Pero en la playa seguro que hacia pie, se lo diría antes de meternos en el agua sobre todo si había marea.
-De esa fobia al agua que tienes ya hablaremos, que te crees que no lo note cuando lo del lago.  Ahora lo que me importa es que vamos a comprar tu biquini y mi bañador. En esta tienda no hay, tendremos que seguir buscando.
Paseamos por la calles y vimos un montón de tiendas, en una me compre unos pantalones negros piratas un poco cagaos, eran bastante cómodos, y una camiseta de manga corta roja. Johnny sin embargo se compró tres bañadores y dos camisetas. Los bañadores eran todos diferentes, uno era azul clarito con cuadros negros, otro era simplemente rojo y el otro era  con muchas formas que contenía los colores: negro, blanco, rosa y azul. A mi él último era el que más me gustaba. Las camisetas una era azul eléctrico con una especie de monigote en el medio y la otra era una camisa rosa en la que ponía soy del tipo de amigos que mi madre no quiere que tenga a él le hizo gracia el mensaje pese a que no sabía nada de sus padres. Finalmente consiguió comprarme un biquini rosa, blanco y negro.