Johnny me despertó con besos en el cuello. Me
hacía cosquillas, no sabía que tenía cosquillas en el cuello. Volví la cabeza
para que me besara en los labios. Sus besos eran tan dulces, intensos,
salvajes. No se podían describir con palabras.
Me encantaría que me despertarán así todos los días.
-Hoy mi niña va a darse su primer baño-dijo
entusiasmado, parece que la idea le gustaba a él más que a mí. Yo simplemente
quería lucir el biquini que me había comprado y verlo a él con el bañador. No
le había visto probárselo, pero le quedaría mucho mejor que al más guapo de los
modelos. Al fin y al cabo era mi Johnny.- ¿Estás preparada, o te compro un
flotador?
-Eres tonto, dijiste que no te reirías. –Dije
poniendo cara de enfado y mirando hacia otro lado.
-Era una broma, no te soltare. Yo seré tú
flotador.- me rodeo la cintura con sus brazos y dimos vueltas dentro de la
habitación. Esto parecía un cuento de hadas. Era casi lo qué había pensado del
novio perfecto, sin añadir lo de la playa.
-Bueno si tu eres mi flotador, nada podrá
arrástrame.- le dije mientras posaba mis labios en los suyos, no sé porque
anoche tenía tantas dudas, si estaba preparada sería genial y si no. Él lo
entendería y lo dejaríamos para cuando yo estuviera preparada. O no, otra vez
con el tema. Me concentre en el beso ya que Johnny pareció notarme las dudas.
Si algo tenía que pasar pasaría. Solo tenía que dejarme llevar.- Bueno pues me
pongo el biquini y nos vamos. Hoy no tengo ganas de desayunar.
- La verdad es que yo tampoco además a mí el
agua siempre me da hambre, por lo que después me comeré todo el buffet.
Empecé a vestirme, me puse los shorts vaqueros
con la camiseta azul, me encantaba el azul. Johnny se puso la camisa con el mensaje
y debajo simplemente el bañador. Bajamos a la calle, menos mal que no nos
encontrábamos lejos de la playa, si no habríamos parecido unos verdaderos
panolis.
En cuanto llegamos y vi que ese día no hacía
tantas olas como el anterior, por lo que mi humor mejoro. No es que no confiará
en Johnny, pero…
Bajamos las escaleras y pusimos cosas en la
arena. Había mucha más gente hoy que ayer. No sé a qué se debía ya que para mí
ayer hizo tanto calor como hoy. Bueno no me importaba. Johnny se empezó a
quitar la camiseta lentamente mientras tarareaba La canción You can leave yourhat on de Joe Cocker, esa era la típica canción que se pegaba
enseguida. Seguro que por su culpa estaría todo el día en mi cabeza. Me quede embobada mirando, yo creo que
si en ese momento hubieran puesto un cubo debajo lo habría llenado de babas. Su
torso desnudo resaltaba con el sol. Poseía un bronceado natural que cualquier
normal hubiera deseado. Cualquiera que nos viera diría pero que hace esta
gilipollas con ese… Lo comprendería, de hecho yo también me lo preguntaba.
-Mira que eres tonto. - Yo sin embargo me
quite la camiseta y los shorts sin ningún tipo de cancioncita.- en cuanto
terminé me cogió de la mano y me llevo hasta la orilla.
-Ya verás cómo te va a gustar. Es como una
bañera gigante. Mira te tienes que tirar de golpe.- me soltó de la mano avanzo
unos cuantos pasos y se tiro de cabeza al agua, unos segundos después sacó la
cabeza del agua. Me gustaba más su pelo seco pero que le íbamos a hacer o con
camiseta y pelo perfecto o sin camiseta y pelo mojado. Después de todo el pelo
así no le quedaba tan mal.
Yo intente lanzarme como él pero después
retrocedí. No había muchas olas pero seguro que alguna me llevaba lejos. Con un
instante de distracción de Johnny. Catapuch, yo perdida en el mar. No, no podía
pensar en ello. Pero me había quedado paralizada. Johnny viendo mi expresión
vino al rescate. No sé qué haría sin él.
Me cogió de la forma que últimamente me cogía, es decir, la del bebe gigante. Y
se fue metiendo poco a poco en el mar. El agua iba subiendo hasta que le
quedaba muy poco para llegar a mí. Tenía que confiar en Johnny, él nunca me
había defraudado y nunca lo haría. Me bajo despacio y mis pies tocaron la arena
mojada. Dicha arena se me metió entre
los dedos de los pies y empezó a hacerme cosquillas. Debido a las cosquillas
solté una risita tonta. Y me lancé otra vez a los brazos de Johnny. Por cierto
tenía que ponerle un mote, por mucho que
me gustara su nombre. Llamarlo siempre Johnny o cariño…
-¿Qué pasa?- pregunto creyendo que mi acción
había tenido algo que ver con el miedo.
-Es que aquí se está mucho mejor. – dije
abrazándolo más fuerte. Me podría tirar todo el día ahí. Rodeada por sus
fuertes brazos en los que me sentía segura de todo.
Nos pasamos la mañana metidos en el agua,
cuando mire mis dedos estaban totalmente arrugados. Parecía una abuelita. Nos
salimos medio corriendo del agua porque, por muy bien que se estuviera, el
buffet tenía hora de cierre y estábamos hambrientos.
Nos secamos un poco, pero no habíamos caído en
que necesitaríamos otros bañadores por lo que me puse la camiseta y los shorts
encima. Johnny lo tenía mucho más fácil, porque solo se mojaba un poco la camiseta.
En poco tiempo tenia los shorts totalmente mojados y la camiseta con dos
grandes círculos donde estaban mis pechos. Tenía un aspecto realmente ridículo
pero estaba con mi Johnny y los demás no me importaban.
-Oye había pensado en ponerte un mote. ¿Qué te
parece?- le pregunte. No quería calentarme la cabeza para que después le
gustara que lo llamara Johnny.