viernes, 10 de agosto de 2012

Capítulo 44. La merienda


Después de contarles mi salida romántica con Johnny, saltándome algunas cosas, que prefería que quedaran entre él y yo, ellas pensaron que me hacían falta algún que otro comentario. Así que sin molestarse en preguntar añadieron diversas opiniones a mi relato.
-Ya sabía yo que la Sandy no era tonta.-Dijo Camy. No sé si debería darle las gracias o enfadarme con ella. Opté por no hacer ninguna de las dos cosas.
-Ojala tuviéramos la misma suerte-Añadió Rosie en voz baja.
-Pero que dices, tú tienes a Billy, seguro que si le dieras una oportunidad estaríais los dos muy bien juntos.-Rosie giró la cabeza para que no viéramos su rostro, pero ese gesto solo podía significar una cosa, se había ruborizado.
Pasaron las horas, pero eso no hizo que nuestra conversación perdiera su gancho, ni mucho menos que dejáramos de reírnos.
-Ey chicas ¿Queréis algo de merendar? Hace meses que no meriendo.- Las chicas asintieron.
-Yo quiero una coca cola, y palomitas -Dijo Lily. Camy, Isabelle y Rosie me miraron y supe que todas querían lo mismo.
-Pues no sé si esta casa se puede permitir el lujo de coca colas y palomitas, pero mejor mirar a ver.- Me dirigía hasta la despensa cuando un lado de mi cerebro pensó que no quería ir  hacia allí. No sabía de qué parte de mi encéfalo se trataba, pero estaba claro que se estaba haciendo oír. Decidí no hacerle caso, que podía haber dentro que no fueran alimentos. Era una despensa.
Conseguí callar a la porción que se había mostrado tan insistente antes y me acerque más a la puerta. Alargue la mano para meterme en el interior. No sé porque me daba la impresión de que todo lo que hacía pasaba a cámara lenta, deje de demorarme en una acción tan absurda y abrí la puerta.
Enseguida me reprendí por no haber hecho caso al pequeño aviso que mi cerebro me había enviado. Cerré la puerta inmediatamente y subí las escaleras lo más rápido que me permitían mis pies. No debería afectarme tanto lo que había visto, pero no podía evitar que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Llegué a la habitación y me tiré en la cama, no sé donde se encontraba Johnny pero me alegraba de que no estuviera allí.

Claro que Charlotte no quería estar con nosotras, quién querría compartir una estúpida charla con crías cuando podía estar morreandose con Henry. Mi cabeza defendía dos opciones, una que había visto un espejismo por la posición de los astros, totalmente absurda, y dos, que ya no le importaba a Henry ni lo más mínimo, ni siquiera me quería como amiga. No había sido capaz de decírmelo a la cara. De decirme que Charlotte era más guapa que yo, que ella besaba mejor, que ella nunca le dejaría por otro tio como hice yo, que Emily la quería más, que desde el primer momento que la vio supo que me había olvidado y que ella era la mujer de su vida. Sabía que cada comentario que aparecía en mi cabeza hacía que el hecho de que estuvieran juntos me doliera aún más. Siempre había querido que Henry fuera feliz, pero el hecho que me lo hubiera ocultado. Yo pensé que mi rechazo no él había afectado tanto como para dejar de contarme sus secretos. Seguramente sería la única que no lo sabía. Habrían dicho lo de las palomitas aposta las chicas para que me enterara antes del romance, no creí que ellas fueran capaz de eso, me lo hubiera tomado de otra forma si Henry me lo hubiera dicho.

Capítulo 44. (Parte 2)


 Oí pasos que subían hacia arriba, segundos después tres rostros intrigados se encontraban a mi lado, pero algo que me desgarro el corazón era, que el de Henry no era uno de ellos. Había visto mi reacción, había oído mis llantos, pero aún así no había subido a ver cómo me encontraba.
No sé si las chicas habían mirado en la despensa o habían subido directamente para ver lo que pasaba, pero no me veía capaz de articular ninguna palabra, a excepción de tres.
-Marcharos, por favor.- Me miraron y vi un poco de tristeza en sus ojos. Pero ninguna puso objeción y las tres se arrastraron a través de la habitación hasta llegar a la puerta.

Volví a sumirme en mis pensamientos, en verdad no debería afectarme tanto que esos dos estuvieran liados, por mi podían compartir todos los fluidos que quisiesen. Pero eso no era del todo cierto, que no saliera con Henry no significaba que no lo quisiera, quería que estuviera a mi lado, quería que me comprendiera, quería ver su sonrisa al verme todas las mañanas. Me di cuenta de lo egoísta que estaba siendo, el no iba a esperarme toda la vida, aunque me hubiera dicho lo contrario. Sí elegí a Johnny era porque no estaba segura de lo que sentía hacia él, no porque no sintiera nada, parece que estaba decidido a que me decidiera ya.
Me arrepentí de haberle dicho a las chicas que se marcharan, yo sola no era capaz de comprender mis sentimientos.
Pensé que lo mejor sería intentar comportarme como una adulta, o como creo que actuaría una adulta. Me seque las lágrimas y estuve un rato sentada tratando de que los ojos volvieran a su color natural y tranquilizarme un poco.
Baje a la sala de estar, las chicas me miraron pero ninguna pronuncio ni una palabra. Me senté y trate de actuar con toda naturalidad.
-Sandy, cariño estas bien.- dijo Isabelle mientras Lily y Camy se asomaban para ver mi expresión.
-Claro, porque iba a estar mal. Bueno, me parece que palomitas no hay, queréis  alguna otra cosa.- Ninguna de ellas se trago mi naturalidad. O a mí se me daba muy mal mentir o a ellas se les daba demasiado bien descubrir mentiras. Pero hicieron como si no se hubieran percatado y me respondieron con alegría.
- Bueno, y si voy a por alguna bolsa de patatas o pipas, seguro que eso podemos permitírnoslo.
Cuando Camy volvió con las patatas todas estábamos en silencio. Nadie se atrevía a hablar, no me veía preparada para iniciar una conversación, el shock todavía estaba dentro de mí por mucho que yo quisiera ocultarlo.