domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 46. La despedida


A la mañana siguiente me desperté. La pelea de anoche no me había dejado dormir, pero no iba a permitir que mis sentimientos me dominaran, por una vez iba a actuar como mi cerebro me decía.
-Johnny, cariño, levántate, tenemos que hacer las maletas.- Johnny me miro extrañado, pero al recodar la pelea de anoche vino a mi lado sin preguntar nada.
Guardamos nuestra ropa en silencio. Iba a despertarme temprano para evitar las despedidas, pero no fui capaz de levantarme antes de las 10:20. Cuando ya lo teníamos todo preparado bajamos al piso de abajo.
Emily y las chicas me miraron fijamente, buscando indicios de sentimientos, pero mi rostro no expresaba nada, ni tristeza, ni seriedad, y mucho menos alegría.
-Sandy. ¿A dónde vas?- pregunto inocentemente Emily, su hermano no había sido capaz de explicarle lo sucedido.
-No lo sé. Pero ya no puedo estar aquí. -Me abracé a la niña y ella me rodeo con sus pequeños brazos.
-Yo no quiero que te vayas.- dijo mirándome con los ojos tristes, era la primera vez que veía tristeza en aquellos ojos verdosos.
-Yo tampoco quiero irme, pero eso no depende de mí.- Emily miró a Johnny tratando de buscar al culpable.- Y tampoco de Johnny.
Las chicas se acercaron y las cuatro nos abrazamos.
-Os voy a echar mucho de menos- dije mientras trataba de curvar los labios formando una sonrisa.
-No me parece justo que te vayas, le vamos a pegara a Henry, es la casa de todos. Si tú te vas, yo también. -Dijo Camy.
-Estoy muy de acuerdo con ella- Añadió Lily.- y si se opone le daremos una buena.
Las mire con añoranza, realmente las iba a echar mucho de menos. Viendo que no estaba de acuerdo con montar una huelga Isabelle se echo a mis brazos.
-Nosotras también te echaremos de menos.- Las demás se unieron al abrazo. Mientras nos encontrábamos todas abrazadas me di cuenta de que me iría mucho más feliz sabiendo que no todos los de esta casa me odiaban, evitar esta despedida habría sido desastroso para mi autoestima.
Johnny carraspeó.
-Y a ti también, gigantón- dijo Emily con tono alegre lanzándose a los brazos de Johnny. Él se sorprendió pero recogió a la niña. Todas nos reímos de la extraña situación que nunca esperábamos ver.
Las mire a todas mientras recordaba las tardes en las que estaba con ellas. La única preocupación cuando me encontraba con ellas eran las agujetas que me iban a salir después en el abdomen. Cuando terminé con los recuerdos una lágrima recorrió velozmente mi mejilla.
-Ohh, cariño, no llores.- Dijo Lily, poniendo expresión de tristeza.- No seas tonta, no lloraste cuando vimos esa película tan triste en la que una niña moría, por qué vas a llorar ahora.- Me quede pensativa, esta situación era muy diferente, la película era algo ficticio, que era totalmente ajeno a mí, esto sin embargo era muy real, y no sabía si las volvería a ver.- Me vas a hacer llorar, sabes que soy muy sensible.-Volvió a añadir Lily.

Abracé una vez más a todas mis amigas, para después salir por la puerta con un simple gesto de adiós. Por mi, esa despedida nunca hubiera terminado, tratándose del tiempo que pasaba con la gente a la que quería nunca me era suficiente. Johnny y yo salimos por la puerta, incapaces de mirar atrás.

Capítulo 46. (Parte 2)


Nos adentramos en el bosque, no sabíamos a donde ir, donde podríamos hospedarnos, ni siquiera contábamos con una simple tienda de campaña. Estábamos peor que los de Pekín Expres, ese programa en el que le dan a gastar un euro al día y deben viajar por un país solo con una mochila, en nuestro caso la mochila pesaba menos, y no teníamos pruebas, pero tampoco poseíamos un equipo de cámara detrás preocupándose de que no nos muriéramos de hambre o durmiéramos en el suelo.
-Johnny, ¿qué vamos a hacer?- pregunte temerosa de que la respuesta que tuviera en mi cabeza fuera la única posible.
-Sintiéndolo muchísimo mi niña, la única opción es ir a la ciudad. Es muy arriesgado, ya que nos conocen a los dos, pero  en el bosque no ganaremos para comer, y aunque seamos lobos, la idea de dormir a la intemperie no me es muy atractiva.-A pesar de que sabía que llevaba razón, me estremecía la idea de poder encontrarme con Evan, y mucho más en su territorio, donde, sin duda, estaría preparado. Asentí su afirmación para que supiera que estaba de acuerdo con él.
Nos fuimos acercando a la ciudad. Ojala tuviéramos la misma suerte que nos sonrió cuando tuvimos que huir precipitadamente al morir mis tíos. Pero Henry había conseguido que mi optimismo quedara apartado en un rincón de mi cerebro, mientras el pesimismo salía a la luz como nunca antes me había pasado. Nos acercamos a un hotel que parecía bastante  acogedor.
En la entrada había un pequeño tono de color marrón almendra en el que estaba escrito en nombre del hotel con letras negras de estilo clásico. Se llamaba "La Posada". Por el nombre supuse que sería de tipo Occidental, concretamente Español. Siempre había querido viajar a España, conocer las grandes ciudades portuarias, ver el verde del norte, la aglomeración del centro. En mi opinión España era como un conjunto de diferentes maneras de vivir en la que tú podías elegir la que más se ajustaba a tu modo de vida.
Pasamos y nos apoyamos en el pequeño escritorio. Detrás una recepcionista con aire sonriente esperaba cualquier rastro de clientes.
-Buenas tardes, en que puedo ayudarles.- dijo amablemente la recepcionista, me sorprendió la diferencia que presentaba con la de San Francisco, esta no paraba de sonreír aunque principalmente solo nos encontrábamos aquí para saber los precios, y a pesar de que aquí había mucha menos clientela, el servicio, seguramente, sería mucho mejor.
-Perdono cuánto vale pasar una noche aquí para dos personas.- Pregunte intentando no mencionar nuestra desastrosa situación económica.
-Depende del nivel que usted desee. ¿Desean una habitación nupcial?- Pregunto paseando los ojos del uno al otro con una mirada burlona.
-No, gracias, a ser posible nos podía decir el precio de la habitación que se ajuste a nuestro presupuesto. De 50  a  100 euros por persona.- La recepcionista asintió y tecleó unas cuantas palabras por habitación.
-Bueno, tenemos una habitación de matrimonio por 120 euros la noche, las dos personas y desayuno incluido, y otra por  190 euros con desayuno comida y cena. ¿Les pongo la segunda? Es la que les sale más económica.- Mire a Johnny pensando que debíamos guardar las apariencias, pero a la vez comprendía que era absurdo pagar más cuando no íbamos a comer allí.
-Gracias, pero mejor la primera, las comidas las tenemos cubiertas en otro local.- Mostro una sonrisa del todo inocente mientras se disponía a sacar su cartera.