Vi una pequeña chispa en los ojos de Matt,
pero no me había fijado desde cuando estaba ahí. A ver si Matt se iba a
enamorar. Seguramente se le habría metido
algo en el ojo. Pero a mí me gustaba montar algún que otro culebrón. La
verdad es que aunque no nos dábamos cuenta tendíamos a hacer pequeños grupos.
Yo siempre estaba con Johnny o Henry, Camy, Isabelle y Lily casi siempre
andaban juntas, Jisa y Eliseo, eran un matrimonio me parecía normal y Billy iba
detrás de Rosie, puede que él no se diera cuenta, pero Rosie se había
acostumbrado a estar con él.
Henry se mostraba un poco distante. Era normal
sus experiencias con antiguos guerreros
no habían sido muy buenas que digamos. Los guerreros mataron a su madre y a su
hermano pequeño, Derek no había hecho nada para caerle bien, claro que tampoco
tenía nada en contra de él, y Johnny… En fin mejor no hablar de Johnny.
Matt se dirigió a él para saludarlo y Henry
como una persona educada que era lo saludo como habría hecho con todos los
demás.
Me fije en los alrededores. La casita para
invitados estaba terminada. Solo había que esperar a que secara la pintura
blanca. Y se quitara un poco el olor. Parecía verdaderamente acogedora. Los
pájaros se posaban en el tejado de color rojo y piaban como locos. Henry me
cogió de la mano y me echo un poco para atrás para poder hablar a solas
conmigo. Últimamente la intimidad le importaba mucho a Henry, no sé si era para
poner celoso a Johnny o por simple placer, pero a mí no me molestaba, siempre
que no me llevara al claro.
-Sandy, tengo que decirte una cosa. Mira, en
estos días que has estado fuera han pasado cosas. –No sé lo que iba a decirme
pero sus labios, que antes estaban formando una enorme sonrisa, ahora formaban
una simple línea recta. – Sandy…- Espero que no me fuera a decir otra vez lo
que sentía por mí. Yo lo tenía claro, no podía corresponderle, después de pasar
estos días a solas con Johnny pensaba de forma diferente. Henry era mi amigo,
¿por qué voy a pedir más teniendo a mi Extin a mi lado?
De repente me fije en una fina sombra que asomaba por la puerta de la casa central.
Volví a mirar y me di cuenta de que era una chica. Llevaba una camisa de
tirantes con rayas azul marinas y blancas, y unos shorts azul marinos que no se
podían llamar shorts porque le llegaban por la rodilla. No sabía quién era, pero algo en mi interior me decía que no
traería nada bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario