Oí pasos que subían hacia arriba, segundos
después tres rostros intrigados se encontraban a mi lado, pero algo que me
desgarro el corazón era, que el de Henry no era uno de ellos. Había visto mi
reacción, había oído mis llantos, pero aún así no había subido a ver cómo me
encontraba.
No sé si
las chicas habían mirado en la despensa o habían subido directamente para ver
lo que pasaba, pero no me veía capaz de articular ninguna palabra, a excepción
de tres.
-Marcharos,
por favor.- Me miraron y vi un poco de tristeza en sus ojos. Pero ninguna puso
objeción y las tres se arrastraron a través de la habitación hasta llegar a la
puerta.
Volví a
sumirme en mis pensamientos, en verdad no debería afectarme tanto que esos dos
estuvieran liados, por mi podían compartir todos los fluidos que quisiesen.
Pero eso no era del todo cierto, que no saliera con Henry no significaba que no
lo quisiera, quería que estuviera a mi lado, quería que me comprendiera, quería
ver su sonrisa al verme todas las mañanas. Me di cuenta de lo egoísta que
estaba siendo, el no iba a esperarme toda la vida, aunque me hubiera dicho lo
contrario. Sí elegí a Johnny era porque no estaba segura de lo que sentía hacia
él, no porque no sintiera nada, parece que estaba decidido a que me
decidiera ya.
Me
arrepentí de haberle dicho a las chicas que se marcharan, yo sola no era capaz
de comprender mis sentimientos.
Pensé que lo mejor sería intentar comportarme como una adulta, o como creo que
actuaría una adulta. Me seque las lágrimas y estuve un rato sentada tratando de
que los ojos volvieran a su color natural y tranquilizarme un poco.
Baje a
la sala de estar, las chicas me miraron pero ninguna pronuncio ni una palabra.
Me senté y trate de actuar con toda naturalidad.
-Sandy,
cariño estas bien.- dijo Isabelle mientras Lily y Camy se asomaban para ver mi
expresión.
-Claro,
porque iba a estar mal. Bueno, me parece que palomitas no hay, queréis alguna otra cosa.- Ninguna de ellas se trago
mi naturalidad. O a mí se me daba muy mal mentir o a ellas se les daba
demasiado bien descubrir mentiras. Pero hicieron como si no se hubieran
percatado y me respondieron con alegría.
- Bueno,
y si voy a por alguna bolsa de patatas o pipas, seguro que eso podemos
permitírnoslo.
Cuando Camy volvió con las
patatas todas estábamos en silencio. Nadie se atrevía a hablar, no me veía
preparada para iniciar una conversación, el shock todavía estaba dentro de mí
por mucho que yo quisiera ocultarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario