viernes, 10 de agosto de 2012

Capítulo 44. (Parte 2)


 Oí pasos que subían hacia arriba, segundos después tres rostros intrigados se encontraban a mi lado, pero algo que me desgarro el corazón era, que el de Henry no era uno de ellos. Había visto mi reacción, había oído mis llantos, pero aún así no había subido a ver cómo me encontraba.
No sé si las chicas habían mirado en la despensa o habían subido directamente para ver lo que pasaba, pero no me veía capaz de articular ninguna palabra, a excepción de tres.
-Marcharos, por favor.- Me miraron y vi un poco de tristeza en sus ojos. Pero ninguna puso objeción y las tres se arrastraron a través de la habitación hasta llegar a la puerta.

Volví a sumirme en mis pensamientos, en verdad no debería afectarme tanto que esos dos estuvieran liados, por mi podían compartir todos los fluidos que quisiesen. Pero eso no era del todo cierto, que no saliera con Henry no significaba que no lo quisiera, quería que estuviera a mi lado, quería que me comprendiera, quería ver su sonrisa al verme todas las mañanas. Me di cuenta de lo egoísta que estaba siendo, el no iba a esperarme toda la vida, aunque me hubiera dicho lo contrario. Sí elegí a Johnny era porque no estaba segura de lo que sentía hacia él, no porque no sintiera nada, parece que estaba decidido a que me decidiera ya.
Me arrepentí de haberle dicho a las chicas que se marcharan, yo sola no era capaz de comprender mis sentimientos.
Pensé que lo mejor sería intentar comportarme como una adulta, o como creo que actuaría una adulta. Me seque las lágrimas y estuve un rato sentada tratando de que los ojos volvieran a su color natural y tranquilizarme un poco.
Baje a la sala de estar, las chicas me miraron pero ninguna pronuncio ni una palabra. Me senté y trate de actuar con toda naturalidad.
-Sandy, cariño estas bien.- dijo Isabelle mientras Lily y Camy se asomaban para ver mi expresión.
-Claro, porque iba a estar mal. Bueno, me parece que palomitas no hay, queréis  alguna otra cosa.- Ninguna de ellas se trago mi naturalidad. O a mí se me daba muy mal mentir o a ellas se les daba demasiado bien descubrir mentiras. Pero hicieron como si no se hubieran percatado y me respondieron con alegría.
- Bueno, y si voy a por alguna bolsa de patatas o pipas, seguro que eso podemos permitírnoslo.
Cuando Camy volvió con las patatas todas estábamos en silencio. Nadie se atrevía a hablar, no me veía preparada para iniciar una conversación, el shock todavía estaba dentro de mí por mucho que yo quisiera ocultarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario