lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 5. (Parte 2)

Tenía que volver a pensar en un plan. Ahora estaba en frente de mí, mirándome fríamente.



Aprecié que detrás de los árboles había unas sombras que antes no estaban. Se movían rápida y sigilosamente. ¿Serían hombres lobo? Una de esas oscuras siluetas dejó su perfil al descubierto. Parecía un… ¿guerrero? Cualquiera habría dicho que salían de una película. ¿Por qué todo aquí parecía sacado de una producción cinematográfica? Ya que de todas formas iba a morir, opté por no decirle nada al psicópata.


-¿Por qué?- Pregunté. Necesitaba ganar tiempo.


Pero Luis no era tonto. Un loco con alguna que otra neurona. Miró mis ojos, impasible, y como si pudiese atisbar los movimientos de las sombras en mis pupilas, se giró y adquirió una postura de ataque. Se transformó e intentó lanzarse con sus afiladas garras hacia mí, pero rodé por el suelo y esquivé el golpe. Se había dado demasiado impulso, por lo que acabó empotrándose contra el árbol que había a mi espalda. Corrí como alma que lleva el diablo. Si quería seguir viva sería mejor no pararme.



Me interné en la oscura densidad del bosque. La visión nocturna no era mi fuerte. Choqué contra un guerrero y perdí el equilibrio, pero antes de caer, me agarró por los hombros y me sostuvo firme.



Estaba aturdida. Alcé la mirada y quedé alucinada con lo que vi. Un chico de aproximadamente mi edad, de pelo castaño oscuro y ojos claros me observaba de arriba abajo. Parecía un ángel caído del cielo. Por su ropa, sacado del siglo XVIII, pero un ángel igualmente. Sentí que podría perderme en el azul cielo de sus iris durante horas y horas.


Hasta que un intenso dolor empezó a subir por mi brazo, sacándome de la ensoñación.

Había llevado mi muñeca a su boca, mordiéndome. Unos dientes largos afilados habían aparecido como por arte de magia donde antes estaban sus colmillos. ¿Qué leches hacía? ¿Eso no era cosa de los vampiros?


Sin duda otro pirado. Aparté mi antebrazo y me alejé de él. Miré la herida. Aquella marca no podría haberla producido unos dientes normales. Bueno, unos dientes normales, y más de un chico así, no suelen morder a una persona.


Levantó la vista y clavó sus ojos en los míos. Dio media vuelta y se marchó sin dar explicaciones.


Perseguí al “angelito”, pero era demasiado ágil y rápido para mí. Tropecé y caí al suelo por segunda vez en los últimos cinco minutos.


De la herida emanaban dos hilillos de sangre que serpenteaban dubitativos por mi brazo, manchando mi fina sudadera. Me la quité al instante, quedándome solo con la camiseta blanca de tirantes cruzados y me la até a la cintura. Una gota de fluido carmesí cayó solitaria a mis pitillos negros. Estos no me los quitaría. Cerré los dedos alrededor de mi muñeca, tenía que procurar que coagulara.


Esa chaqueta era mi favorita, me la regaló Nicole por mi cumpleaños.


Cada vez me escocía más. ¿Y si me convertía en lobo? ¿Quién me ayudaría a sobrellevarlo? ¿Era verdad que se transformaban a la luz de la luna llena? Alcé los ojos al cielo. La esfera blanca relucía en el oscuro manto recubierto de estrellas. Yo diría que estaba creciente. ¿Sería doloroso? ¿Tendría que unirme a una manada? ¿La plata sería su punto débil? Cientos de preguntas se amontonaban en mi cabeza, prisioneras por no tener respuestas que pudiesen resolverlas.


Pero había una que me hacía perder los nervios:

¿Podría evitar convertirme en un monstruo?

3 comentarios:

  1. Me está encantando la historia :D ¡Además, escribes muy bien! Muchas felicidades, y sigue subiendo capítulos,¡que está interesante!

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  2. Me encantaaa! :D
    Espero que sigas con la historia, que siga así o incluso mejor!
    espero los siguientes capítulos!

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  3. Sigue con la historia! esta genial! :)

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