lunes, 25 de julio de 2011

Capítulo 13. (Parte 2).

-Muy amable.- Dije
devolviéndole la mirada.
Aunque las mesas estaban
cerca, no podía oír a la parejita de rubios. Solo podía concentrarme en el
falso guerrero que tenía delante. Y a este parecía sucederle lo mismo, no
apartaba la vista de mí. Caí en ese pozo azul sin fondo y el mundo pareció
desvanecer alrededor. Solo estábamos él y yo.
-Estás preciosa. No
deberías haberte arreglado tanto.- Definitivamente se estaba burlando de mí.
Era más un conjunto de playa que algo para salir. Si hubiera sabido que el señor
misterioso estaba aquí, habría cogido un vestido bonito o algo un poco más
elegante.
-No digas tonterías. Tú
también estás muy guapo. Como siempre.- Comenté dejando las últimas palabras en
apenas un susurro. Ningún humanos las habría oído, pero nosotros no éramos eso
exactamente. Mis palabras habían sido sinceras, pero no del todo. Él estaba
espectacular. Llevaba una camisa de cuadros negros y azules de manga corta
abierta, a modo de chaqueta, y debajo, una camiseta blanca. Los vaqueros
oscuros parecían hechos a medida. Mi oído lobuno detectó pasos a lo lejos. Miré
a Johnny y éste a Derek. Ellos también los habían oído.

-Escondeos detrás de
aquellas cajas.- Susurró el melenas rubio. Agarré a Nicole de la muñeca y la
conduje hasta una gran pila de enormes cofres y baúles. Me llevé el dedo índice
a la boca para indicarle que guardara silencio. Ella asintió levemente.
Demasiadas emociones en tan poco tiempo. Los guerreros podían hacer lo que
quisieran con las sirvientas, lo que quisieran, pero cuando era así, no solían
ser muy amables con ellas. Y mucho menos limpiarían un almacén y pondrían
velitas. La puerta se abrió con un
chasquido.

-Mmm…- Por la gravedad
de la voz y la fuerza de las pisadas diría que era un tío.- ¿Qué hacéis aquí?-
Preguntó la voz. Su tono revelaba indecisión. Tengo que decir, que la imagen
que daba aquella escenita debía ser desconcertante. Dos mesas con una cesta de
picnic y velas.
-Estamos discutiendo
estrategias. En la cubierta había mucho ruido y nuestros camarotes están en
proceso de limpieza.- Excusó Derek.- Son para darnos luz.- Imaginé que señalaba
las velas. Como excusa general era malísima, pero solo había tenido segundos
para inventársela.
-¿Quieres unirte a
nosotros Jonas?- Desafió en tono usual Johnny.
-Puag. No. Solo me faltaba
eso. No olvidéis que el capitán no aprueba a los gais.- Contraatacó el tal
Jonas soltando una risotada. A nuestros chicos no les hizo tanta gracia.
Tras oír el golpe de la
puerta al cerrarse, Nicole y yo salimos de nuestro escondite. No era una cena
lujosa, pero estar con Johnny me reconfortaba y alegraba a la vez. Creo que
Nicole pensaba lo mismo. Se la veía feliz y sonriente, al igual que a Derek.
Míster ojos azules me ofreció la cesta de picnic repleta de bocadillos. Opté
por el de jamón serrano que siempre me había gustado.
-¿Qué tal está ese
sándwich de jamón serrano?- Preguntó Johnny mientras se comía el suyo. Corrijo.
Mientras devoraba el suyo.
-Exquisito. ¿De qué es
el tuyo?- Sabía perfectamente de lo que era, pero quería iniciar una conversación.
-Pues me he comido uno
de chorizo, otro de morcilla, y este último es de sobrasada.- Me sorprendía que
yo solo hubiera sido capaz de dar un pequeño mordisquito al mío y él, ya fuese
por el tercero. No es cierto que los hombres lobo coman más, pero sí más
rápido.

Me reí estúpidamente.
Estar cerca de él me producía una risa tonta que jamás antes había tenido. Él
también se reía, pero su risa era un sonido mucho más alegre que el mío.
Mientras él parecía simpático, extrovertido y seductor, yo parecía tonta,
embobada y patética. ¿Cómo un chico como él, podía estar cenando con una chica
como yo? Deseaba que la cena se alargase todo lo posible y seguir a su lado,
pero a diferencia a cuando habíamos llegado, los cinco minutos de más se me
habían hecho interminables, éstos, habían volado a la velocidad de la luz. Para
separa a Nicole de Derek necesité Dios y ayuda. Johnny, muchísimo más
receptivo, me había socorrido en la tarea.
Ya acostada en la cama,
pensé en todo lo que había sucedido durante la noche. Hacía mucho tiempo que no
tenía una noche tan maravillosa. Todavía seguía pensando en Johnny cuando me
dormí. ¿Él estaría pensando en mí? Esa noche no tuve desalentadoras pesadillas.


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