lunes, 8 de agosto de 2011

Capítulo 15. (Parte 2)


-¡No te lo vas a creer! -dijo
entre sollozos-. Derek ha cortado conmigo. ¡No quiere saber nada de mí! Cree
que lo he engañado con Barney. -
What the fuck??- ¡Tú sabes que soy incapaz de hacer una cosa así! -Y así era. Lo sabía. Nicole podía mirar a otros chicos, pero nunca engañaría a su pareja.
Cuando empezaba a salir con algún tío, se entregaba en la relación. Desde
pequeña había soñado con su príncipe azul. Ningún chico había roto con mi
prima. Siempre solía ser ella, que, cuando se daba cuenta de que no era el
adecuado, cortaba de raíz. Llevaba toda la vida buscándolo y ahora creía
haberlo encontrado.
-Lo sé -afirmé
abrazándola a la par que consolándola. Estos eran los momentos en los que
intercambiábamos papeles y yo me transformaba en la fuerte. No creía a Derek
capaz de algo así. Sin duda me había sorprendido. Estaba consternada. Esto no
quedaría así. Iría a aclarar las cosas con él. Algo importante tenía que
haberle hecho tomar esa decisión. Tres posibilidades circularon por mi mente:
Barney le había mentido. Alguien le había tergiversado la realidad. Derek se lo
había inventado. La tercera se me antojaba errónea, pero nunca se sabe. No te
puedes fiar de nadie.
Mientras ella sollozaba,
puse camino a nuestro camarote. Pensé como sonsacarle a Derek el por qué del
fin a su relación. Tal vez no quisiera verla más y se lo inventó. No. No podía
pensar así. Se notaba que a él le gustaba Nicole. Mañana tendría tiempo de
sobra para hablar con Derek. Más aliviada, mi prima consiguió dormirse entre un
mar de lágrimas.
-Mañana hablarás con él
y todo se arreglará. Ya lo verás -susurré. No le vendría mal descansar. Para
variar, yo lo pasé peor. Había sido un día bastante movidito, y no solo por los
bruscos balanceos del barco. Tuve pesadillas, pero no con los aterradores
gritos de mi madre. Sino con Evan.

Cogí unos pitillos y una
sudadera azul oscuro de New Yorker y
puse rumbo al camarote de Derek. Nicole seguía profundamente dormida. Como no.
Siempre tenía el record en levantarse más tarde. Ella: tres de la tarde. Yo:
once de la mañana. Hoy, gracias a Dios, se acababa nuestra jornada de trabajo.
Ya que nosotras nos alojábamos en los camarotes de gente del servicio y ellos
en la zona lujosa, la de los guerreros, me tocó caminar bastante. Doblé la
esquina que faltaba para llegar a la puerta y me choqué con alguien. Alcé el
rostro con cara de pocos amigos. Mierda. Casi me caigo al ver esa odiosa
sonrisa. Joder. Evan.
-Hola preciosa. ¿Adónde
vas? Me buscabas, ¿verdad? Sabía que no podrías rendirte a la tentación -sentenció
arrogante. Su voz se expandió por mis oídos y los taponó hasta obstruirlos.
Daba la impresión de que invadía mi espacio vital.
-No vengo a por ti. Y no
te importa -contesté volviendo a mi cara de pocos amigos mientras me alejaba. Todavía
podía ver la puerta del cuarto de Derek.
Agarró bruscamente mi
brazo y me empujó contra la pared. Intenté hacer acopio de todas mis fuerzas
para apartarle de mí, pero un buen entrenamiento diario hacía que pudiese
dominarme hasta con los ojos cerrados. Era mucho más fuerte. Siempre pensé que
si algún chico se acercaba demasiado cuando yo no quería, acertaría a asestarle
una buena patada en sus partes. Y eso intenté hacer, librarme de él, pero me
tenía inmovilizada. Me zarandeé e intenté pegarle. Todo en fue en vano.
-En realidad, sí que me
importa. He tenido mucha paciencia con tu primita y sobre todo contigo, nena.
Pero estoy harto. No voy a consentir unas meras criadas me impidan tener lo que
quiero. -¿HARTO? Yo sí que estaba harta de su arrogancia, de su detestable
personalidad y por encima de todo, ¡de él!
Acercó su rostro a mi
cuello y sentí sus labios acariciar mi piel. Intenté golpearle en el brazo,
pero solo bastó para que me asiera de las muñecas. Besó mi mandíbula. Pensé que
podría convertirme ahora mismo y darle a ese gilipollas lo que se merecía, pero
entonces descubrirían todo el pastel. Lo que somos. La puerta del camarote
desapareció de mi vista. Nos matarían a todos. No pondría en riesgo la vida de
Johnny, ni la de Nicole, ni la de Derek. Algo cercano llamó mi atención. Unos
pasos parecían dirigirse hacia acá. Podría ser mi salvación. Podrían ayudarme.
¿O no?

2 comentarios:

  1. Joder
    que pena que lo dejes hasta septiembre =)
    pero espero al siguiente quincena impaciente jajajaj
    la cosa está muy interesante

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  2. ;)
    Me encanta.

    Hasta septiembre, Sandy.

    D;

    Te Quiero Jelo :D

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