-Me parece genial cariño. De hecho estaba
esperando que lo hicieras.- El flequillo se le movió a los ojos e hizo un gesto
característico de él, volvió la cabeza para el otro lado. Joder como estaba…,
me encantaba su pelo, sus ojos, su torso, sus brazos. Todo, todo él me
encantaba, y por supuesto interiormente tampoco estaba mal.
-Ah, ya lo sé. Te llamaras Extin.- Puse la
cara que se les pone a los niños pequeños y le pellizque las mejillas. Él
sonrió.- ¿Te gusta?
-Todo lo que hagas tu me gusta. Si quieres que
sea tu Extin, lo seré, pero ¿De dónde viene?-
-Pues viene de que los chicos tan guapos,
buenos, cariñosos y monísimos como tu están en peligro de extinción.- De verdad
había dicho eso, decididamente había perdido la cabeza, se me estaba pegando la
cursilería de Isabelle y de Johnny.
-A que es por eso, tu sí que eres mona, que
afortunado que soy de tenerte.- Me dijo mirándome a los ojos. Bueno, por lo
menos a él no le molestaba que fuera cursi.
Me cogió de la mano, y fuimos así todo el
camino. Cuando yo no tenía novio odiaba un poco eso, creía que me estaba
volviendo paranoica al ver a todo el mundo de la mano. Pero era mi Extin, y me
gustaba ir de su mano.
Llegamos al hotel y pudimos comer en el buffet
por los pelos, nos dejaron pasar aunque insistieron en que no se podía pasar ni
con bañador y mucho menos mojados. Johnny consiguió convencerles dándoles una
pequeña propina. Comimos y nos subimos a
la habitación. Mi Extin tenía razón el mar daba hambre, pero también daba mucho
sueño.
Nos echamos una siestecita, no estaba nada
acostumbrada a hacerlo, pero después de la playa e hincharme a comer… Lo
necesitaba. Cuando me desperté Johnny seguía durmiendo. Tenía un aspecto
angelical cuando dormía. Me senté en la cama y me quede mirándolo. No podía
creerme que ese fuera mi novio. Que me quisiera. A alguien como yo. Le acaricie el pelo, no se
había duchado y tenía todavía un poco de sal de la playa, pero aun así me
encantaba. Me entraron unas ganas
increíbles de besarlo. Me incline hacia él. Cuando estaba a punto de posar mis
labios, abrió los ojos. Segundos después
en su boca había una sonrisa.
-¿Qué no te puedes resistir, ni aunque este durmiendo?
– dijo en tono burlesco, sabía perfectamente que él había hecho casi lo mismo
esta mañana.
-No digas tonterías, solo quería ver si eras
de sueño profundo. – Era la peor excusa del mundo, pero la primera que se me
había ocurrido.
-Tengo el sueño ligero desde que era pequeño.
Cuando los guerreros me raptaron y mataron a mis padres.- no me había contado
nada de aquello se notaba que eso le dolía y yo lo comprendía mejor que nadie.
Una lágrima le corrió por la mejilla, pero poco después se la quito con la
mano. Solo lo había visto llorar en una ocasión. Cuando me fui después del
segundo beso de Henry. Se podía decir que era sensible, pero con los años había
aprendido a controlarlo. No quería que sufriera por lo que no le pregunte nada
sobre el tema. – Voy a ducharme. No me gusta nada que se me quede la sal en el
pelo.
Pensé en la opción de ducharme con él, pero después me acordé de que eso no ayudaría
en nada a que comprendiera que no estaba preparada para acostarme con él.
Resistí la tentación y me encaminé lentamente hacia el balcón y empecé a mirar
a la gente que pasaba. Todos tenían aspecto despreocupado y paseaban
alegremente por la calle. Vi varios grupos de chicas, con un montón de bolsas
de tiendas de ropa. Me acorde de Nicole hacía mucho tiempo que no la veía. La
echaba mucho de menos, no me había dado cuenta porque estaba pasándolo bien con
Johnny, pero ahora que lo pensaba, había pasado de verla hasta en la sopa, ha
estar mucho tiempo sin ella. Era mi única prima, pero la verdad, la quería como
si fuera mi hermana. Siguió pasando gente, todos tenían casi el mismo aspecto.
Pero de repente me fije en uno que no era como los demás. Caminaba muy rígido y
tenía un semblante serio. Ese tio me sonaba de algo. No sé de qué pero… Haber tenía el pelo de un marrón oscuro, y ojos
negros. Paso una tía en biquini con el novio, este individuo que me sonaba la
miro de arriba abajo. La agarro del brazo delante del novio y le dijo. Hola guapa pasas del pringado este y te
vienes a dar una vuelta conmigo. El novio estuvo a punto de pegarle un
puñetazo pero la chica le dijo que no merecía la pena y ambos siguieron su
camino. Ese tío era un gilipollas. ¿De qué podía conocerlo?
Entonces me acorde yo solo conocía un tío tan
gilipollas. Era Evan.
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