Nos adentramos en el bosque, no
sabíamos a donde ir, donde podríamos hospedarnos, ni siquiera contábamos con
una simple tienda de campaña. Estábamos peor que los de Pekín Expres, ese
programa en el que le dan a gastar un euro al día y deben viajar por un país
solo con una mochila, en nuestro caso la mochila pesaba menos, y no teníamos
pruebas, pero tampoco poseíamos un equipo de cámara detrás preocupándose de que
no nos muriéramos de hambre o durmiéramos en el suelo.
-Johnny, ¿qué vamos a hacer?-
pregunte temerosa de que la respuesta que tuviera en mi cabeza fuera la única
posible.
-Sintiéndolo muchísimo mi niña,
la única opción es ir a la ciudad. Es muy arriesgado, ya que nos conocen a los
dos, pero en el bosque no ganaremos para
comer, y aunque seamos lobos, la idea de dormir a la intemperie no me es muy
atractiva.-A pesar de que sabía que llevaba razón, me estremecía la idea de
poder encontrarme con Evan, y mucho más en su territorio, donde, sin duda,
estaría preparado. Asentí su afirmación para que supiera que estaba de acuerdo
con él.
Nos fuimos acercando a la
ciudad. Ojala tuviéramos la misma suerte que nos sonrió cuando tuvimos que huir
precipitadamente al morir mis tíos. Pero Henry había conseguido que mi optimismo
quedara apartado en un rincón de mi cerebro, mientras el pesimismo salía a la
luz como nunca antes me había pasado. Nos acercamos a un hotel que parecía
bastante acogedor.
En la entrada había un pequeño
tono de color marrón almendra en el que estaba escrito en nombre del hotel con
letras negras de estilo clásico. Se llamaba "La Posada". Por el
nombre supuse que sería de tipo Occidental, concretamente Español. Siempre
había querido viajar a España, conocer las grandes ciudades portuarias, ver el
verde del norte, la aglomeración del centro. En mi opinión España era como un
conjunto de diferentes maneras de vivir en la que tú podías elegir la que más
se ajustaba a tu modo de vida.
Pasamos y nos apoyamos en el
pequeño escritorio. Detrás una recepcionista con aire sonriente esperaba
cualquier rastro de clientes.
-Buenas tardes, en que puedo
ayudarles.- dijo amablemente la recepcionista, me sorprendió la diferencia que
presentaba con la de San Francisco, esta no paraba de sonreír aunque
principalmente solo nos encontrábamos aquí para saber los precios, y a pesar de
que aquí había mucha menos clientela, el servicio, seguramente, sería mucho
mejor.
-Perdono cuánto vale pasar una
noche aquí para dos personas.- Pregunte intentando no mencionar nuestra desastrosa
situación económica.
-Depende del nivel que usted
desee. ¿Desean una habitación nupcial?- Pregunto paseando los ojos del uno al
otro con una mirada burlona.
-No, gracias, a ser posible nos
podía decir el precio de la habitación que se ajuste a nuestro presupuesto. De
50 a 100 euros por persona.- La recepcionista
asintió y tecleó unas cuantas palabras por habitación.
-Bueno, tenemos una habitación
de matrimonio por 120 euros la noche, las dos personas y desayuno incluido, y
otra por 190 euros con desayuno comida y
cena. ¿Les pongo la segunda? Es la que les sale más económica.- Mire a Johnny
pensando que debíamos guardar las apariencias, pero a la vez comprendía que era
absurdo pagar más cuando no íbamos a comer allí.
-Gracias, pero mejor la primera,
las comidas las tenemos cubiertas en otro local.- Mostro una sonrisa del todo
inocente mientras se disponía a sacar su cartera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario