lunes, 3 de octubre de 2011

Capítulo 19 (Parte 1)



19. Difícil elección

Tras el beso, no pude hacer otra cosa que salir corriendo. No podía pensar con Henry delante, llamadme inocente, pero era demasiado guapo. Ahora me había dado cuenta de todo lo que significaba para mí. Su pelo rubio era como finos hilos de oro brillante, sus ojos oscuros, una taza de chocolate caliente, reconfortante y acogedora. Transmitían todo tipo de emociones: desde la alegría como cuando me vio, decepción cuando vio a Johnny y pasión cuando me besó. Nunca me había pasado esto. ¿Qué haría? Lo primero –y lo que más me disgustaba–: tenía que contárselo a Johnny, pero quería demasiado a Henry. Mi novio era un poco impulsivo y empezarían una horrible pelea, y eso tenía que evitarlo a toda costa.

Quería mucho a ambos y no iba a permitir que ninguno se hiciera daño. ¿Por qué me pasa esto a mí? Estaba en uno de los momentos más felices, en mi globito de bienestar. La alegría de que Henry y Emily siguieran con vida se desvanecía entre las inseguridades que el beso de Henry había logrado instalar en mi cabeza. Los quería a los dos, de maneras diferentes. No pensé que eso fuera posible.

Siempre daba por hecho que algún día encontraría a un hombre que encajara perfectamente conmigo, con lo que soy. Lo veía tan difícil y de película que nunca barajé la posibilidad de que existieran dos. Al recordar el beso de Henry me cosquilleó el estómago y me dio un vuelco el corazón. Sentía algo por él. Puede que algo más allá de la amistad. Pero no estaba segura. No sabía si podía dominarlo amor. Me había pillado demasiado por sorpresa como para pensar en lo que significaba y ahora la cabeza me daba demasiadas vueltas como para poder centrarme en ello.

Los dos eran tan perfectos…

Johnny: sus castaños cabellos, su flequillo, sus azulados ojos… qué ojos. En ellos me había perdido infinidad de veces y me podría seguir pasando las veces que hiciera falta. Aquellos iris eran como cuando aprendí a montar en bici de pequeña, por muchas veces que me cayera siempre volvía a levantarme, para seguidamente volver a montar y derrumbarme de nuevo.

Por dentro era sensible, protector, el malote de los dos –todo hay que decirlo–. Con un simple movimiento de cabeza era capaz de volverme loca. Su perfecta sonrisa. Su mano sobre mi piel producía un hormigueo que no había sentido antes. Tenía muchas cosas buenas y estaba muy bueno. Habíamos pasado muchos momentos juntos –no tantos como con Henry, sin embargo con ojos azules habían sido más… románticos–: la primera vez que lo vi, nuestra primera cita, nuestro primer beso. Aquellos momentos pasaron por mi cabeza en forma de diapositivas, un flashback que me hizo revivir aquellos agradables recuerdos. Nunca los olvidaría, eso estaba claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario