domingo, 30 de octubre de 2011

Capítulo 21. (Parte 2)


Llego la hora de acostarse con las prisas por salir del barco no habíamos cogido ni un simple pijama, es decir o dormíamos en ropa interior o con el incomodo y largo (lo los jefes no les gustaban las relaciones entre los guerreros y las sirvientas, por lo tanto nos ponían un uniforme horrible y para colmo la falda me sobrepasaba las rodillas) uniforme de trabajo…Me decante por la segunda opción por mucho calor que pasara me daba demasiada vergüenza que Johnny me viera en ropa interior. La razón por la que pasaría calor no era por que hiciera calor, era porque poseíamos una temperatura mucho más alta de lo normal, y si a eso se le sumaba dormir tan pegada a Johnny… Creo que pasaría calor hasta desnuda. Las personas normales salían con tres camisetas y un abrigo, nosotros íbamos de manga corta. Como vivíamos en el bosque nadie sospechaba.
Nos acostamos en la cama, a diferencia de mi Johnny que había elegido la primera, los bóxer de color azul le quedaban de muerte, tenía unos músculos… el no notó que me lo comía con los ojos. De repente me miro de arriba abajo.
-Mi niña te vas a asar como un pollo con eso. -Su voz tenía un tono burlón que hacía que yo pareciera una niña enrabietada.
-No que va, estoy muy bien -respondí esperando que no notara mi mentira.
-Bueno pero qué no sea porque yo estoy aquí. Que sepas que yo te quiero muchísimo no me importa que no quieras que te vea, de hecho me hace bastante gracia -dijo, en su rostro apareció una sonrisa tonta como las que me solían salir a mi solo que a él lo hacían mucho más guapo.
-¿Gracia?, ¿y se puede saber por qué te hace gracia mi decisión? –pregunté, haciéndome la indignada. Pero sabía  exactamente el porque. El hecho de sentir vergüenza de mi cuerpo era extraño para mí, ya que nunca me había pasado. Claro que nunca había tenido la oportunidad de dormir casi desnuda con Johnny.
-Porque eres como una niña, te da vergüenza muchas cosas, y eres pequeñita… -(si pequeñita para él era yo, que media uno setenta y pico, no sé lo que debe de ser grande. Pero hay que tener en cuenta que era bastante más alto que yo)
-Con que una niña pequeña, ehhh. A ti te voy a dar yo niña pequeña. -intenté empujarle pero me esquivo y si no me llega a coger me caigo de la cama.
-No te enfades mi niña, a mi me gustas así. Ni se te ocurra cambiar nunca. -Dicho esto me dio un beso de buenas noches.
Que frases más bonita. A mí me gustas así, no cambies nunca. Me la habían dicho, pero casi siempre amigas, y en la boca de Johnny sonaba mucho mejor. Se giró dejando una vista fantástica de su esculpida espalda. Los entrenamientos habían dado su fruto. Las gotas de sudor empezaron a caer por mi frente. Pues bien empezábamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario