domingo, 13 de mayo de 2012

Capítulo 37. La alfa


Cuando ya estaba preparándome para morir vi una sombra. Genial, si que estaba cerca el hotel. Pero no era la figura de Evan, ni tampoco la de Johnny.
-Sandy estás bien. Lo siento sabía que ese tio me buscaba, pero no sabía que la tomaría contigo. Debería haberos avisado.- decía mientras me desataba. ¿Qué le buscaba? Una de dos o Matt era muy egocéntrico o Evan tenía más enemigos de los que yo pensaba.
-No importa, ya me lo explicarás mientras nos vamos. Evan volverá enseguida.-Dije siguiéndole la corriente, ya le diría después mis experiencias con aquel individuo.
-¿Cómo sabes que se llama Evan? – Preguntó Matt, alzando las dos cejas.
-Ya lo hablaremos después, ahora lo más importantes es ponernos a salvo.
Nos fuimos corriendo. Teníamos que buscar un lugar con mucha gente. Allí aunque nos encontrará no podría hacernos nada. Un lugar donde no esperaba que fuéramos. No podíamos volver al hotel, no sabía cuando se dio cuenta de que lo seguía, quizá justo cuando empecé. No iba a arriesgarme más, porque no había esperado a Johnny o simplemente haberlo avisado para ir con más cuidado.
-Rápido a la playa. Si sigue tan llena como esta mañana estaremos totalmente a salvo.- Por desgracia la playa estaba bastante retirada y tuvimos que andar mucho. Llegamos y nos sentamos en la arena. Solté un largo suspiro. No podía relajarme ni estando en San Francisco con mi novio. Ese Evan me las pagaría por estropearme el regalo.
-¿De qué conocías a Evan?- me pregunto. Me parecía bien que empezara él con las preguntas ya que yo tenía demasiadas.
-Pues, hubo un periodo en el que tuve que hacerme pasar por su criada. Hasta que descubrió que éramos lobos y tuvimos que huir. -Omití el hecho que había intentado violarme y que trataba a las chicas de un modo machista y arrogante.- Creo que es el culpable de la muerte de mis padres. Pero él, como cualquier culpable, me lo niega.
-Sandy, yo no creo que haya sido él. Estoy muy de acuerdo contigo en que es un gilipollas y un mounstro pero el casi nunca se ensucia las manos matando gente. Se dedica a dar órdenes. Solo mata en ocasiones especiales, como la que estabas a punto de presenciar. Yo creo que el asesino es… No sé. Es que lo llamaban su arma secreta. Él es demasiado tonto para ser ni siquiera un arma. Bueno seguro que tienes muchas preguntas que hacerme… Adelante, no te cortes.
-¿Y tú, de que conoces a Evan?- Sabía que había sido un guerrero de pequeño, pero no comprendía porque Evan iba detrás de él.
-Bueno pues, cuando iba con los guerreros Evan nos dirigía. Nos llevábamos bien, pero un día no estuve de acuerdo con sus órdenes. Como era pequeño y me encantaban los animales me parecía una autentica crueldad matar lobos. Evan me quería obligar a hacerlo, a si que decidí escaparme. Desde entonces Evan ha estado siguiéndome. No sabía que os conocíais.
-Ahora muchas piezas encajan, por eso fuimos a Groenlandia. No necesitábamos refuerzos como les dijo a todos, iba en busca tuya. Por eso está aquí.
-No sé como acaba encontrándome siempre. A lo mejor llevo un localizador en el culo o algo.- Hasta en los momentos más duros era capaz de bromar. Eso me recordó a Nicole, hacía tanto tiempo que no la veía. Pensé que cuando volviera a Groenlandia la buscaría y si no estuviera muy lejos iría a visitarla. 

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